El fútbol acusó los golpes de Estado en América Latina
El largo historial de golpes militares en América Latina tiene al fútbol, una de las mayores pasiones de la región como víctima colateral. De Paraguay en los 50 a Bolivia ahora.
PARAGUAY
30 años de dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay comenzaron el 4 de mayo de 1954, quien, con el apoyo de Epifanio Méndez y Tomás Romero, destituyó por la fuerza al entonces presidente Federico Chavez. En aquel entonces, la temporada 1954 se aproximaba a su recta final y culminó con el undécimo campeonato de Cerro Porteño, que se impuso en la clasificación general a Olimpia y Libertad. Máximo Rolón, delantero de Libertad, el equipo predilecto del dictador, se consagró como el artillero, con 24 tantos. River Plate y Atlántida cayeron de División. Por su parte, la Selección era la campeona vigente de América. Vencieron en el torneo celebrado en Perú en 1953, disputado a formato Liguilla todos-contra-todos entre siete contendientes, sin Argentina entre ellas. Fue el primer título internacional del fútbol guaraní, que consagró a Heriberto Herrera, jugador del Atlético de Madrid, como mejor jugador del campeonato. Sin embargo, ‘La Albirroja’ falló en su intento de clasificar al Mundial de Suiza 1954, al quedar encuadrada en el mismo grupo eliminatorio que Brasil, que tomó el único boleto disponible para el sector.
CHILE
El 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas chilenas, comandadas por Augusto Pinochet, derrocaron al gobierno democráticamente electo de Salvador Allende. Al mismo tiempo, el campeonato de Primera División se encontraba en receso desde finales de junio, con 13 jornadas ya disputadas. Concepción era el líder de la clasificación general, con 22 puntos, escoltado por Unión Española (19) y Huachipato (18). Por el contrario, Colo Colo, vigente campeón nacional en búsqueda de su 12° cetro, solo había sumado ocho unidades. El campeón finalmente resultó Unión Española, al recolectar 55 unidades, seguido del ‘Cacique’, que logró remontar la paupérrima suma de ocho puntos iniciales y llegó a 47. ‘Los Hispanos’, que hoy suman siete títulos, alzaron entonces su tercera liga. El equipo que perdió la categoría fue la Universidad Católica, que solo recolectó 21 unidades; ‘Los Cruzados’ volverían al máximo circuito tan solo dos años después.
La Selección Chilena encaraba el proceso eliminatorio rumbo al Mundial de Alemania 1974. Un mes antes de la insurrección de Pinochet, ‘La Roja’ derrotó 2-1 a Perú en una edición infernal del ‘Clásico del Pacífico’, un partido de desempate único que definía al representante de Conmebol en el repechaje intercontinental que otorgaba el último pasaje para el campeonato. Los goles chilenos fueron obra de Francisco Valdés Muñoz y Rogelio Farías en duelo celebrado en el Estadio Centenario de Montevideo, la capital uruguaya. La última aduana antes del Mundial pasaba por la Unión Soviética, subcampeona de la Eurocopa de Naciones disputada el año anterior y portador del pase de playoff de la UEFA. El primer partido de la serie se realizó el 26 de septiembre de 1973, solo 13 días después del golpe militar. Chile debía visitar Moscú y, dos meses después, la URSS tenía que devolver la cortesía en Santiago.
La trascendental eliminatoria se disputó en un clima de máxima tensión política, a causa del contexto político. ‘La Roja’ provenía de un país tomado por un régimen de corte conservador y pro-estadounidense que depuso a un presidente cuya ideología estaba en consonancia con la del gobierno soviético. Elías Figueroa y Carlos Caszely fueron retenidos en el aeropuerto debido a irregularidades en sus pasaportes y la comitiva chilena no fue recibida por ninguna autoridad. El régimen comunista prohibió la entrada de periodistas y cámaras fotográficas y televisivas al encuentro, por lo que solo fue presenciado por los 60,000 espectadores en el Estadio Central Lenin. El encuentro terminó con pírrico empate a 0 y dejó todas las posibilidades abiertas para el segundo capítulo.
Sin embargo, la URSS no se presentó. La selección soviética exigió dirimir el último pasaje al Mundial en una sede neutral, debido a que el Estadio Nacional de Chile era usado como campo de concentración de prisioneros políticos. La FIFA envió una comisión para que inspeccionara las condiciones del recinto y decidió, finalmente, que el encuentro podría realizarse sin mayor problema, pese a su carácter carcelario y la alarmante violación de derechos humanos. La URSS remitió una carta a la Federación Internacional en la que explicó su ausencia por “consideraciones morales, no podemos jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”. Pese a todo, sí hubo un puntapié inicial, incentivado por la FIFA misma. ‘La Roja’, sin rival, compareció en el terreno de juego y, sin oposición alguna, llevó la pelota hasta el arco contrario; el capitán, Francisco ‘Chamaco’ Valdés, anotó a puerta vacía de manera simbólica, mientras el campo de juego estaba rodeado de soldados que blandían sus fusiles. ‘El partido fantasma’ duró tan solo 30 segundos. La victoria sin gloria. La FIFA otorgó la victoria por default a Chile y, por ende, el pasaporte para Alemania.
ARGENTINA
El 24 de marzo de 1976, inició la tristemente célebre dictadura militar argentina a raíz del golpe perpetrado contra María Estela Martínez. La primera junta que controló el país se integró por Jorge Rafael Videla, comandante general del Ejército; Emilio Massera, general de la Armada; y Orlando Ramón Agosti, general de la Fuerza Aérea. El régimen causó cerca de 30,000 desaparecidos, aproximadamente, y ha sido condenado ampliamente por la violación sistemática de los derechos humanos. Mientras tanto, el Campeonato Metropolitano de fútbol se detuvo después de cinco fechas disputadas en las series de clasificación por secciones. Hasta entonces, Huracán (A) y River Plate (B) dominaban en su sector particular. Los seis mejores clasificados por zona avanzaron a una serie por el campeonato que comenzó el 12 de junio; 12 equipos en un formato de todos contra todos. Después de once partidos, Boca Juniors venció en el pulso final a Huracán y se consagró campeón por 19° vez en su historia; el equipo descendido fue San Telmo y Mario Alberto Kempes se despidió de Rosario Central con el título de máximo goleador del torneo, con 21 dianas, para poner rumbo a Valencia.
La Selección Argentina ya estaba clasificada a la Copa del Mundo de la que sería anfitrión dos años después. La nación había ganado la sede el 6 de julio de 1966, en los tiempos de la dictadura cívico militar emanada de la Revolución argentina liderada por Juan Carlos Onganía, quien supervisó el derrocamiento de Arturo Umberto Illia. ‘La Albiceleste’ ya era dirigida por César Luis Menotti, quien asumió el puesto en 1974, y extremaba su preparación para asaltar el cetro del orbe por primera vez en su historia. La misión se cumplió cuando Argentina derrotó 3-1 a Holanda en la final del campeonato el 25 de junio de 1978. No obstante, el desarrollo del torneo fue notoriamente criticado por haberse celebrado en el apogeo de la dictadura. Los militares crearon el Ente Autárquico Mundial 78, un organismo de Estado que les permitió canalizar a placer los recursos administrativos y económicos para controlar el torneo lejos de la injerencia de FIFA. El Estadio Monumental, escenario del partido definitorio, se encontraba a pocos metros del ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), uno de los principales centros de tortura durante el régimen.
BRASIL
El periodo militar brasileño comenzó cuando un golpe de Estado depuso al gobierno de Joao Goulart e instauró una dictadura encabezada por Humberto de Alencar Castelo el 31 de marzo de 1964. A partir de entonces, comenzó un largo periodo marcado por varios gobiernos de corte militar, aunque civiles constitucionalmente, que no se extinguió sino hasta 1985, cuando José Sarney asumió la presidencia que había ganado Tancredo Neves en los tiempos de la ‘Democracia Corinthiana’. En aquel entonces, el Santos de Pelé gobernaba con idéntico puño de hierro el balompié nacional. El más reciente ‘Brasileirao’ había terminado dos meses antes de la rebelión con el tercer título al hilo del ‘Peixe’. El mítico equipo de Zito, Dorval, Coutinho, Pepe, abanderado por Edson Arantes do Nascimento, santo y seña del ‘jogo bonito’, la alegría ‘do Povo’, que simbolizó la visión brasileña de la vida; el ritmo, el desparpajo, el jolgorio y la bonhomía.
La Selección era la campeona del mundo en funciones, después de imponerse 3-1 a Checoslovaquia en la final de la cita de Chile ’62. ‘La Canarinha’, en la que brillaban Pelé, Gilmar, Djalma Santos, Garrincha, Didí, Zagallo y Nilton Santos, era comandada por Vicente Feola, quien abandonaría el cargo al año posterior con el título mundial de ’58 bajo el brazo. De hecho, 1965 fue bastante turbulento para la ‘Verdeamarela’: después de la salida de Feola, entró al quite el argentino Filpo Núñez, quien solo dirigió un encuentro, al igual que su sustituto Osvaldo Brandao. Regresó al timón Aymoré Moreira, guía de la conquista en 1962, antes del interinato de Carlos Froner y el retorno final de Feola, quien dirigiría los destinos de la selección en el Mundial de Inglaterra ’66. En 1969, previo a la edición de México ’70, la ‘Canarinha’ estaba bajo el mando de Joao Saldanha, quien confeccionó la máquina que deslumbró en tierras aztecas y reportó el tercer título para el país con un fútbol de ensueño. Sin embargo, Saldanha no llegó a México, debido a que el gobierno de Emílio Garrastazu Médici presionó para su despido, toda vez que el técnico se negaba a incluir al delantero Darío (de Atlético Mineiro), favorito del mandatario, en la plantilla. Mario Zagallo fue el elegido para orientar el barco, en sustitución del defenestrado Saldanha, quien optó por convertirse en periodista.
BOLIVIA
La dimisión forzada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia es motivo de amplio debate a nivel mundial sobre si se trata, en efecto, en un golpe de Estado. Mientras el país sostiene el aliento y afronta una aguda y violenta crisis social producto de las controversiales elecciones presidenciales que habían reelecto a Morales como primer mandatario de la nación andina por cuarta vez consecutiva, la edición de Clausura 2019 de la Primera División Boliviana se encuentra detenida. Hasta ahora, Jorge Wilstermann ocupa la cima del campeonato, con 36 puntos, seguido de cerca por el Bolívar, el máximo ganador de país, con 29 ligas, y campeón vigente después de coronarse en el Apertura 2019 que finalizó el pasado 24 de mayo.
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