TOMÁS RONCERO

A mí me ganó en el Mundial

No les voy a engañar. Hasta la celebración del Mundial de Rusia, siempre veía a Hazard como un futbolista pintón y exquisito pero poco fiable para las citas de alta exigencia.

Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
Actualizado a

Noticias relacionadas

No les voy a engañar. Hasta la celebración del Mundial de Rusia, siempre veía a Hazard como un futbolista pintón y exquisito pero poco fiable para las citas de alta exigencia. Cada verano se le vinculaba al Madrid y no me excitaba nada la idea, dado que consideraba que supondría un tapón en la progresión futbolística de Asensio. Y añadan que ‘su’ Chelsea fracasó la temporada pasada, quedando fuera de los puestos Champions. Pero llegó la cumbre de Rusia y el belga explotó con su selección. Dio un recital de juego ofensivo, firmando espléndidos unos contra uno, desbordes mágicos, pases interiores maravillosos y algún gol de bella factura. De su talento creció la selección de Bélgica, que sólo quedó apeada de la final de Moscú al caer con la campeona del Mundo: Francia (1-0, Umtiti).

Hazard salió muy reforzado de la cita rusa. Está en su madurez personal y futbolística. Cumplirá 28 años el próximo 7 de enero y sólo le falta acompañarme un fin de semana a una peña para proclamar a los cuatro vientos su amor por el Madrid. No se corta. Aprovecha cada entrevista para confesar su pasión por esa camiseta que espera lucir algún día. Que lo fichen pronto. Asensio necesita espabilar y si llegase Hazard el Madrid subiría varios enteros. Y encima marcha Pichichi en la Premier. Lo tiene todo.

Te recomendamos en Opinión