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Lástima la lesión de Guedes

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La velada arrancó con un microacto del habla en portugués. Por desgracia solo duró 10 minutos. Durante ellos las noches del Piojo contra el Barcelona de Van Gaal emergieron en el imaginario colectivo de Mestalla. Se veía que Guedes era un martillo pilón para Semedo y Piqué. Fueron solo tres arrancadas, no hubo tiempo para más, pero qué tres. De la primera nació el córner que acabó en gol de Garay. Las otras dos inquietaron a Ter Stegen como casi ninguna más el resto del partido. Pero Guedes, que es tan bueno que aún sorprende que el PSG le dejara marchar sin posibilidad de retorno, se lesionó (abductor) y sin él al Valencia le entró durante muchos minutos, hasta el descanso y unos poco más, cierto complejo de inferioridad.

De repente Mestalla recordó como se las gasta Messi. Apenas había tocado el argentino cuatro balones y el quinto fue a la red de Neto. La lesión de Guedes, cuyo alcance se sabrá hoy, y ese gol de Messi generó un cortocircuito en los blanquinegros, alimentando miedos e inseguridades. En esa fase daba la sensación que los ché veían a cualquiera de los azulgrana como Don Quijote a los molinos. El Barcelona, sin hacer nada del otro mundo, fue arrinconando al Valencia, con Semedo por la derecha y Coutinho por la izquierda, y las salidas de Carlos Soler y Cheryshev generaban más oxígeno a los suyos que peligro en el rival. 

El Valencia, eso sí, nunca dejó de correr, de pelear. Su sacrifio está fuera de toda duda. Pero tiene que ir dándose cuenta que con solo eso, con pundonor y defensa a ultranza, no le da para ganar a rivales de Champions. Con Marcelino aún no lo ha hecho y Peter Lim sigue sin ver a su equipo ganar en directo desde agosto de 2017. El Valencia mejoró en sus prestaciones en la segunda final. Pero no generó lo suficiente como para ganar, aunque cierto es que tampoco el Barcelona mereció nada más. Ahora llega el parón. Sensaciones buenas, números que no lo son tanto. Sexto empate en ocho jornadas. Solo una victoria, pero también una única derrota. Ni cayó ante el Atlético ni tampoco contra el Barcelona. Tiempo de análisis y reflexión. Y de descanso.