Mexicanos, dueños de la noche en Ekaterimburgo
La estatua en pleno andador natural es uno más entre los cientos de turistas oriundos de tierra azteca que se adueñan de la noche en la ciudad.
Cuando los mexicanos llegan, la ciudad se entera de inmediato. No sólo por su pintoresca ropa verde o sus sombreros de charro. Hay muchísimos detalles que denotan la picardía del nacido en tierra azteca. Ekaterimburgo, la ciudad más al Este de la Copa del Mundo de Rusia 2018 lo ha descubierto la noche de este martes, a horas del encuentro frente a Suecia.
En el centro de la ciudad, la noche ha caído y las luces de los flashes la iluminan constantemente. Una foto aquí, otra por allá, una más del otro lado. Todas con un factor común: rusos que aparecen junto a mexicanos. Es la fiesta de la Copa del Mundo y todos quieren guardar un recuerdo de la visita azteca a esta tierra cerca de los Montes Urales, considerados la frontera natural entre Europa y Asia.
La estatua en pleno andador natural se ha vuelto mexicana en cuestión de minutos. Es la representación de un vendedor. La charola en que carga su mercancía ahora lleva tequila y una bandera tricolor. Porta un sombrero charro. Bandera verde. Y hasta un Fan ID. El inmóvil cuerpo de bronce es uno más entre los cientos de turistas que se adueñan de la noche en Ekaterimburgo.
El bar Americanka es el centro de mayor reunión. De la nada surge el canto: “Mexicanos al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón”. Será la lejanía de casa o simplemente el orgullo provocado por las dos victorias de la Selección Nacional en Rusia 2018, pero el hecho es que el Himno retumba con fuerza en pleno centro de la cuidad.
Los mexicanos ofrecen tequila a ciudadanos locales. “Oh, no, very strong”, dice una jovencita al rechazar la invitación. A lo que no se niega es a la plática, como tantos otros rusos que conviven con todos esos individuos en camisetas verdes. También hay algunos en amarillo. Los suecos también se notan. Pero la superioridad numérica es clara.
El bar entiende tan bien a su mercado esta noche, que toca música apta. Entonces, suena Molotov con “Puto”, después el iconico Vicente Fernández con “Acá entre nos”, que desata el canto a una sola voz de cientos de personas. Más adelante, el “Cielito Lindo” es coreado, o al menos eso intentan, por algunos rusos. La diversión no para en las calles del centro.
Los mexicanos han llegado a Ekaterimburgo. Serán mayoría para el partido de este miércoles, ante Suecia. Y por lo pronto, ya han cumplido con su parte, pues incluso se encargaron de ponerle a un joven de amarillo la camiseta del Cruz Azul. La “maldición” ya está sembrada, falta que el equipo coseche en la cancha.