The Beatles, el monumento que venció al sistema en Rusia
Un monumento de The Beatles, en pleno corazón de Ekaterimburgo, sitio donde México enfrentará a Suecia, es la representación de la apertura de Rusia.
A unos cuantos pasos del Río Iset, un par de turistas japoneses se toman infinidad de fotografías. Sonríen entre ellos. Toman turnos para capturar la imagen. Luego piden que auxilio para que alguien más dispare la cámara y puedan así aparecer ambos. Él silba “Love me do”. Ella acompaña con el rítmico movimiento de su cabeza.
Detrás de ellos, el motivo de tantas fotografías: un monumento de The Beatles, en pleno corazón de Ekaterimburgo, Rusia. “In my life”, una de las canciones más famosas del cuarteto de Liverpool, dice: “Hay lugares que recuerdo toda mi vida”. Este tal vez será uno de esos para la pareja japonesa. O para los rusos que se detienen en el mismo sitio para hacer lo mismo. O en general, para todo amante de la música, pues este es un monumento que ha logrado vencer al sistema.
En los años 60, mientras en Occidente se desataba la Beatlemania, en Rusia se prohibía la música de John, Paul, George y Ringo. La extinta Unión Soviética consideraba al grupo parte de la máquina propagandística de Occidente. Pero a pesar del riesgo que implicaba para los jóvenes de ese tiempo escucharlos, sus canciones lograron penetrar al corazón de este país, a pesar de que nunca tocaron aquí.
En la pared, junto al monumento de metal que presenta a The Beatles en tamaño real, tocando sus respectivos instrumentos, un mensaje que bien puede representar la atmósfera de este lugar. “The love you take is equal to the love you make”, dice la frase, tomada de la canción “The end”. Y es que este pequeño, pero sentido monumento es eso: amor en estado puro.
Amor de los fans. La idea de construirlo es original de Vladimir Popov. El gobierno local se negó a contribuir con recursos para realizar este homenaje. Así, el Beatles Fan Club of the Urals tuvo que conseguir dinero. Se organizaron conciertos y diversos eventos culturales para reunir los nueve mil dólares que se necesitaron.
Una labor de seis años que por fin pudo verse coronada en 2009, cuando se inauguró el monumento, justo a un lado del Río Iset. El gobierno no permitía escuchar a The Beatles en los años 60. Ya con la Unión Soviética en el pasado, las autoridades tampoco apoyaron para el monumento. Pero está ahí: las siluetas de John, Paul, George y Ringo son prueba silenciosa del poder de la música.
La pareja japonesa se retira. Él ha cambiado la tonada: ahora silba “Here comes the sun”... Detrás de ellos hay gente en espera. Ahora son unos jóvenes suecos quienes se toman fotografías. The Beatles cantaron “Back in the USSR”, en los ‘60. Nunca actuaron aquí. Pero trascienden tiempo y espacio. La música es universal. Y los cuatro de Liverpool le pertenecen al mundo entero... en especial a la mundialista ciudad de Ekaterimburgo.