México vence a Corea del Sur y acaricia los octavos del Mundial
La Selección Mexicana ganó con goles de Carlos Vela y Javier Hernández su segundo partido de Rusia 2018. 'El Tri' suma 6 puntos y es líder del Grupo F.
Cuando una pelota es colocada en el manchón penal, inmediatamente se carga con los sueños de todos los aficionados de la Selección Mexicana. No solo de quien patea con ilusión de mandarla a las redes. O del arquero estático, ahí en el paredón de fusilamiento. Dentro, lleva el anhelo de una nación entera. Será por eso que más de 35 mil mexicanos en el estadio y 120 millones desde lejos, se vuelven uno.
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La grada impulsa mientras Carlos acomoda la redonda. “Olé, olé, olé, olé, Vela, Vela”, retumba en la Arena Rostov. Porque la afición nacional, que ha hecho un larguísimo viaje, también juega una Copa del Mundo. Silbatazo. El atacante patea lleno de convicción. El arquero va al lado contrario. Las redes se mueven. Y el corazón de millones explota. Es el gol que abre para México el camino de la victoria. Al final, 2-1 sobre Corea del Sur.
México acaricia los Octavos de Final en Rusia 2018 luego de una gran actuación en la cancha y sublime en la grada. Más de 35 mil que pintan el estadio de verde y blanco. Partido redondo. Con errores que el Tricolor ha sabido sobrellevar y aciertos en momentos clave para conseguir tres puntos que ponen a un pueblo entero a soñar.
Se sabe de antemano que la velocidad es la principal virtud de los coreanos. Es vital cuidar la pelota. Nunca quedar mal parados. Primera falla: Andrés Guardado equivoca un pase en medio campo. El pelotazo a Son Heung Min, figura del Tottenham, toma a la defensa desordenada. Recorte en el área. Angustia. El primer disparo lo tapa Carlos Salcedo, el segundo se estrella en Héctor Moreno y tercero es desviado a tiro de esquina. Al ‘21, se salva México. El lanzamiento desde el banderín es conectado por Ki Sun Yeung. Guillermo Ochoa se estira para sacar la redonda.
De alguna manera, el Tri de Juan Carlos Osorio sabe sufrir. Incluso cuando se equivoca, logra que no pese. Entonces, tiene oportunidad de buscar mejor destino donde lo ofrece el futbol: en campo contrario. Latigazo nacional: Javier Hernández, por izquierda, aguanta con inteligencia. Espera la carrera de Andrés Guardado. Toquecito profundo para él. Centro que Jang Hyun Soo tapa con la mano. No hay duda: penal.
“Olé, olé, olé, olé, Vela, Vela”, se escucha cuando Carlos pide la redonda para acomodarla en el manchón. Cuando la tiene en las manos, puede que sea su pelota, pero lleva los sueños de millones. La coloca convencido. Patea decidido. Al fondo. Gol de los de blanco, al ‘25. Explota la Arena Rostov. ¿Esto es México? No... pero cómo se le parece. Es una locura. La gente salta. Grita. Canta, porque según el segundo Himno, cantando se alegran, cielito lindo, los corazones.
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Un Mundial no da lugar a las fallas y México tiene una más: descuido en zona baja, pelotazo a la espalda. De nuevo para el mejor de los coreanos, Son Heung Min, que entra al área con poco ángulo. Guillermo Ochoa sale veloz. Achica, se tiende y tapa. Otra gran intervención, al ‘39.
México vence a Corea del Sur y acaricia los octavos del Mundial
“Eeeel ‘Chucky’ Lozano, eeeel ‘Chucky’ Lozano”, se escucha una y otra vez. A veces sin una razón específica. Hirving quiere responder al apoyo propio d Euán nuevo ídolo. Se quita dos de encima, dentro del área. Habilidad única. Disparo de derecha, que se va por arriba del arco, al ‘42. Al descanso, el Tricolor se va entre aplausos.
En la segunda parte, México tiene a favor el espacio largo. Corea del Sur es el obligado y por momentos logra encimar al Tricolor. Carlos Salcedo tapa un servicio con la mano, recogida junto al pecho. Nada se marca, al ‘52. Tres minutos después, el disparo de Ki Sung Yeung toma a Ochoa bloqueados e vista. Le tapan. Cuando ve la redonda, tapa con apuros. Son momentos de apremio. Pero este equipo, dicho está, sabe cómo sufrir.
El grito de gol se ahoga en la garganta de más de 35 mil mexicanos al ‘57. El primer tiro de Andrés Guardado, con la derecha, es chueco y tapado por la defensa. Pero el rebote le queda en la zurda, la buena. Ahora sí: busca el ángulo. Pero Jo Hyeon Woo vuela para desviar a tiro de esquina. México equilibra.
Entonces, el juego cambia. El Tri es inteligente. En campo propio, entrada de Héctor Herrera que parece falta. No se señala. Andrés Guardado toca rápido. México pesca a Corea mal parado, en el contragolpe. El espacio que tarde o temprano tendría que aparecer. La redonda sabe cuando está en pies de quien sabe. Y cuando le cae al “Chucky” de inmediato se siente que habrá peligro.
Conducción y visión. Ambas cualidades de crack. Hirving avanza metros con la pelota en los pies, no por egoísmo, sino por inteligencia. Permite que Javier Hernández se acomode en el mejor espacio. Y en el momento justo, le toca con precisión quirúrgica. Lo del “Chicharito” redondea el sueño de 120 millones de personas.
Dentro del área, no se vuelve loco. Recorte sobre Jan Hyun Soo, que deja al coreano tendido en el campo. Definición con pierna derecha. No es el mejor impacto, pero sí el necesario para superar al guardameta. Las redes se estremecen de nuevos. Gol de Javier, al ‘66. El hombre que ha propuesto “imaginar cosas chingonas” ha marcado ya en tres Copas del Mundo.
Los últimos minutos no son sencillos. Entra Rafael Márquez en teoría para poner orden. Pero es él quien retrasa equivocadamente para Ochoa, pero tiene el empuje necesario para reponerse: reacciona pronto, aprieta, barre y ayuda a salvar el inminente tanto asiático, al ‘74. Y ya en tiempo de reposición, el capitán marca a Son Heung Min, quien recorta al centro para mandar un disparo al ángulo. Gol de Corea, pero el tiempo no le da para más.
El silbatazo desata la fiesta en Rostov. En la grada son más de 35 mil. En la cancha: 11. En casa: 120 millones de aficionados que sueñan con lo mismo. El Tricolor de Juan Carlos Osorio ha dado un paso más. Dos partidos, dos triunfos. Una sola ilusión: que vive, que arde, que pinta a Rusia de verde.