Nuevos Pistons: 36 asistencias, 3-0 con Griffin y a por playoffs
Partido prácticamente perfecto de los pupilos de Van Gundy, que repartieron hasta 36 asistencias, su mejor marca de la temporada.
Los nuevos Pistons empiezan y acaban en Blake Griffin y Andre Drummond, pero parecen mucho más... Y digo 'parecen' porque no sabemos si lo son o no. Ahora, las pilas y la ilusión que ha traído Griffin en la maleta lleva en volandas a un equipo completamente diferente que se cree capaz de cualquier cosa: 3-0 desde el aterrizaje de Blake, 50% de victorias y empatados con los Philadelphia 76ers por el último puesto de playoffs de la conferencia este. A por todas.
Dijo Van Gundy el domingo que sus chicos estaban jugando demasiado a través de Griffin. Y no le faltaba razón, claro. Llega una estrella que tiene/debe/quiere ser el primer generador ofensivo a un equipo que no estaba rindiendo bien y todos los balones al nuevo... Pero ayer cambió la cosa: Blake sigue siendo el punto de partida (así tiene que ser), pero el juego no se detuvo en él, no se frenó con su pase o su tiro. Los compañeros se atreven, compran el nuevo proyecto y se encuentran unos a otros moviendo el balón. Los Pistons repartieron ayer 36 asistencias, su mejor marca de la temporada de largo, y lo hicieron en base a una buena circulación: siete jugadores sumaron al menos tres pases de canasta y seis consiguieron al menos cuatro.
Griffin lideró al equipo en puntos (21), anotó tres triples, capturó nueve rebotes y repartió seis asistencias. Drummond, que venía de 20+20, acabó con 17+17, puso tres tapones y dio cinco pases de canasta. Y hasta seis jugadores de los Pistons superaron la docena, con Luke Kennard (12+4), Anthony Tolliver (15+7, tres triples) y Langston Galloway (13+6) rindiendo a gran nivel desde el banquillo.
Las 36 asistencias (el doble que unos Blazers que han perdido tres partidos en cuatro días... Destrozados), 50% en los tiros, 50% también en los triples (15/30), la batalla del rebote (+7)... "Y solo puede ir a mejor desde aquí", aseguró tras el encuentro Andre Drummond. Todo son sonrisas en Detroit.