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Patinó el despacho, ahora le toca al verde

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Este jueves tuvo lugar la esperada comparecencia de Tino Fernández. El presidente salió a la palestra al día siguiente del cierre de mercado en el mismo púlpito en el que hasta hace poco se explicaba el director deportivo, lo que ya es una pista del déficit estructural en el que el vive el Depor. Los objetivos principales para enero eran claros: un portero contrastado y un pivote defensivo con galones y tablas. Para el primer hueco llegó Koval, que es más una apuesta que una certeza. Para el segundo, nadie. El patinazo es evidente. La recurrente frase, que se usa de Moscú a Cádiz, de “si no mejora lo que hay no vamos a fichar por fichar”, fue la explicación presidencial. Argumentada además en la búsqueda de la calidad y no de la cantidad. No lo dudo, pero se trataba de contratar dos jugadores, no veinte.

Curiosamente la ilusión la han generado dos futbolistas que cubren necesidades no tan apremiantes. Eneko Bóveda llega con la misión de cerrar la autopista de la banda derecha y de paso apretar a Juanfran. Si logra ambas cosas, habrá sido un pedazo de fichaje. Por último aterrizó Krohn-Dehli, que de la noche a la mañana se ha convertido en la nueva esperanza blanquiazul, si el cuerpo aguanta. La calidad del danés está fuera de toda duda, pero si el resto de la tropa no eleva su escaso rendimiento poco futuro habrá. Deben mejorar los jugadores y también Cristóbal, porque la hemorragia defensiva es más una solución de entrenador, de bloque, que de errores individuales. Con los despachos cerrados al Depor ya sólo le queda el verde para salir del enorme lío en el que se ha metido. En sus botas está.