Oswaldo Alanís viaja con Chivas sin renovar contrato
El defensa aún no firma la extensión de contrato que la institución le exige para eliminar el riesgo de que se vaya gratis después del Mundial, cuando vence su actual convenio.
Esta vez luce sonriente. Días atrás, su rostro era reflejo de la difícil situación que atraviesa. Por un momento, el problema con la directiva se olvida. Existe todavía, pero pasa a segundo plano. Oswaldo Alanís se integra a Chivas, tras una semana entrenando con la Segunda División. De ahí nace la alegría que muestra al llegar a la terminal aérea.
Arriba al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo con la amabilidad de siempre. No hace declaraciones formales a la prensa. Prefiere evitar cualquier tipo de polémica. Y es que el conflicto no ha terminado. La dirigencia ha accedido a que vuelva al equipo sólo para calmar las críticas. Pero aún no firma la extensión de contrato que la institución le exige, para eliminar el riesgo de que se vaya gratis después del Mundial, cuando vence su actual convenio.
“Nada más que se resuelva, en estos dos o tres días y ya puedo hablar bien con la prensa. Con gusto les diré, pero no quiero especular”, explica Alanís mientras avanza por los pasillos de la terminal aérea. Lleva una mochila colgada a los hombros. Arrastra una maleta con la mano derecha. No detiene el paso, como quien vuelve a casa con urgencia.
Ha despertado de un mal sueño. Pero no será el último. A la historia le quedan capítulos por escribirse. La directiva no quiere “perder la inversión”. Las reglas de FIFA le dan libertad al término de su contrato, dentro de seis meses. Encontrar una solución que deje a todos contentos no es fácil.
Es por eso que mo ha firmado con Chivas. “Todavía no. Tengo seis meses”, sentencia antes de ingresar al aeropuerto. Ahora, podrá negociar con mayor calma. Las críticas a la directiva bajarán de intensidad, luego de que ha aceptado reintegrarlo al equipo. Pero la solución aún se desconoce. Pero por lo pronto, la sonrisa le ha regresado. Este martes ha viajado a Cancún.
APLAUSO Y ABRAZO
Ya dentro, Oswaldo Alanís se presenta en ventanilla. Documenta rápidamente. Está listo para alcanzar a sus compañeros en la sala de espera. A todos menos a uno que aguarda a un costado. Lo observa detenidamente. Cuando el defensor termina su trámite y avanza, Rodolfo Pizarro le aplaude. Una señal de júbilo por tenerlo de vuelta.
Enseguida, lo abraza efusivamente. Estrechan manos. Intercambian algunas palabras. Sonríen. Es el reencuentro. Pizarro es el primer futbolista del plantel que le da la bienvenida. “Vámonos, pues”, le dice. Y así, los dos caminan rumbo al avión. Cancún es el destino. Por hoy, todo se olvida. Pero al despertar, el problema de Alanís seguirá ahí.
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