W Deportes
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Dallas Cowboys

Los motivos de la eliminación prematura de los Dallas Cowboys

Los Cowboys completaron en la Semana 16 una transformación respecto al funcionamiento que lograron el año pasado, y no precisamente para bien.

DallasActualizado a
Los motivos de la eliminación prematura de los Dallas Cowboys
TOM PENNINGTONAFP

No. La suspensión de Ezekiel Elliott no tuvo nada que ver. Bueno, tal vez un poco. Pero no es el único motivo por el que los Dallas Cowboys, poseedores de la mejor marca de la Conferencia Nacional en 2016, tengan reservado un lugar frente al televisor para los playoffs de esta temporada.

Hay mucho más que se esconde detrás de ese récord de 8-7 que la ausencia de seis partidos de Elliott por un caso de violencia doméstica. Pero como ya estamos en eso, no estaría mal empezar por ahí.

Elliott, con el respaldo del dueño Jerry Jones, prolongaron el proceso legal para evitar lo que, a todas luces, parecía inevitable: descartar la sanción. Si bien Dallas ganó sus últimos tres juegos con la ausencia de ‘Zeke’ y sobrevivieron hasta su reaparición, en caso de que el Novato del Año de 2016 y su testarudo jefe hubieran acatado la suspensión en el momento en que debía entrar en vigor, Elliott se habría ausentado durante un tramo del calendario mucho más accesible para Dallas.

No es, y no fue, lo mismo, perderse juegos contra Giants, Broncos, Cardinals, Rams, Packers y 49ers, que no jugar ante rivales de la talla de Atlanta, Philadelphia, Chargers, Redsksins, Giants y Raiders. En ambos trechos los Cowboys terminaron con registros de 3-3, pero Elliott no jugó en la derrota ante los Chargers, la peor defensa contra la carrera de la NFL, algo que se pudo haber evitado en vez de perder el tiempo.

La ausencia de Elliott, evidentemente, causó daños colaterales y nadie los resintió más que el quarterback Dak Prescott, quien no solo tuvo que luchar contra el “sophomore slump” (bajón del segundo año), sino contra los reportes de scouts sin contar con su contrapeso en la ofensiva, Zeke.

Sin contar con un corredor en el backfield que comandara una caja defensiva de ocho hombres, los errores de Prescott que se maquillaron el año pasado salieron a relucir. Su porcentaje de completos cayó 4,5%, tiene 500 yardas menos y nueve intercepciones más. ¿Por qué? Porque ha tenido que ir más veces al aire, porque no tiene un corredor completo en labores de bloqueo y porque el play-action no atrae tanto a las defensivas. Prescott simplemente salió a un tiroteo armado con una pistola de agua.

Por si fuera poco, en 2016, la línea ofensiva de Dallas era considerada por mucho la mejor de la NFL, y presumió tres jugadores All-Pro en Tyron Smith, Travis Frederick y Zack Martin. Sin embargo, para la nueva campaña perdieron al guard izquierdo Ronald Leary y lo sustituyeron con el inconsistente Jonathan Cooper, quien venía de iniciar apenas tres juegos con Cleveland. Esa ausencia no solo se reflejó en el ataque terrestre, sino en más presión y capturas a Prescott.

Pero el cambio más radical, y principal responsable de la temporada de Dallas no tiene nada que ver con Elliott. Él no juega a la defensiva, en una unidad que pasó de ser la quinta mejor a ser la 16ta en cuestión de un año. El cambio se nota en las yardas por tierra admitidas, en donde descendieron 10 puestos en cuestión de una temporada. De acuerdo, Demarcus Lawrence finalmente les dio a un elemento capaz de presionar a los quarterbacks, pero el resto de la línea defensiva no hizo mucho por frenar a los corredores rivales.

Además está Jason Garrett, un coach al que Elliott y Prescott le regalaron el premio de Coach del Año la temporada anterior solo para demostrar que en su caso, los buenos jugadores hacen buenos entrenadores y no al revés como debería ser. Pero Garrett cumple con el molde de un entrenador de Jones, uno libre de conflictos y exigencias con los altos mandos.

También, parte de la culpa recae en Jerry Jones y los altos mandos en la gerencia, quienes complacidos con los números de 2016 y renuentes a creer que los rivales encontrarían una fórmula para contenerlos (una pista, siempre la hay), se negaron a reforzar a un equipo que estaba a un par de piezas, ni siquiera estelares, sino de reparto, para llegar al Super Bowl y cumplir con muchos de los pronósticos.

Como resultado, Dallas está eliminado, el futuro es una interrogante y las frustraciones comienzan a relucir, como lo demostró el intercambio a través de la prensa entre Prescott y Dez Bryant, quienes dejan en claro que la mejor manera de mantener un vestidor en calma es con triunfos.