En fichajes, lo que diga Marcelino
Marcelino nunca ha escondido que tiene voz y voto relevante en la planificación. En varias entrevistas, inclusive, ha recalcado que fue una de las condiciones que puso antes de firmar en el mes de mayo. Tenía la experiencia (en negativo) de su paso por Sevilla y en el Valencia, más por cómo y de dónde venía el club, quería controlar todo lo relativo al primer equipo. Una de sus primeras peticiones fue reformar la cocina y varias máquinas del gimnasio de Paterna. Así se hizo. Pero no confundir tal autonomía de Marcelino con un ordeno y mando, porque no es así. Marcelino, lo que tiene, es sintonía con Mateo Alemany. Mucha. Y del consenso entre ambos, algo tan lógico como a su vez extraño en el egocéntrico mundo del fútbol, es de donde nacen las peticiones que le llegan a Peter Lim, que sigue siendo en última instancia quien corta el bacalao en el club de Mestalla, el suyo, con Anil Murthy y Kim Koh de escribanos de lo que pasa por Valencia.
Lo que también tiene Marcelino, amén de sintonía con Alemany, es el aval de su trabajo. Ahí están los puntos y el rendimiento colectivo e individual. Todos los refuerzos veraniegos están rindiendo. Algunos, como Neto, dándole razón de ser a su fichaje por 7 millones, cuando había tres porteros en nómina (Alves, Jaume y Ryan, siendo como era el australiano fichaje made in Lim). Marcelino se ha ganado con creces su voz y voto. En fichajes, lo que diga Marcelino.
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