Mireia, la sirena que ha metido en la piscina a España entera
De crío, no olviden que un servidor es de secano (en La Mancha no sobran los humedales), me enteré de que existía la natación por las películas de Tarzán y por Santiago Esteva, al que vi en algún NO-DO glorificado tras lograr un diploma olímpico en los Juegos Olímpicos de México (1968) y ser semifinalista en los Juegos de Montreal (1976). Los americano/as y rusos/as volaban sobre las aguas, nosotros mirábamos. Luego tuvimos a los hermanos López-Zubero. David nos dio un bronce olímpico en Moscú-80 y Martín un oro en 200 Espalda en Barcelona-92. Pero ambos habían nacido en Estados Unidos y eso nos hizo verles con menos fervor patrio.
Todo eso cambió cuando irrumpió ELLA entre las aguas. Nuestra sirena. Nuestra heroína. La campeona infatigable que nos he hecho permanecer hasta altas horas de la madrugada para verla volar sobra la piscina olímpica de Río de Janeiro. La que nos ha hecho reír tantas veces junto a ella (Mireia Belmonte es la sonrisa de España), o llorar para consolarla en las pocas veces en las que no logró el objetivo. Mireia ha sido la abanderada de esta maravillosa etapa del deporte español en la que las mujeres escriben sus logros en versales, desterrando para siempre los absurdos prejuicios que las situaban por detrás de los hombres. Mireia deslumbró en la Gala de los 50 Años de AS. Ella siempre lo hace. Dentro y fuera de las piscinas. Por eso le doy las gracias a su madre Paqui (natural de Huelma, Jaén) y a su padre José Belmonte (nacido en Freila, Granada). Ellos nos trajeron a esta campeona que es el orgullo de España entera.