W Deportes
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CONMOCIONES NFL

¿Es suficiente el castigo a la violencia?

La semana 13 de la NFL se vio manchada por algunos golpes sucios; todo comenzó con Rob Gronkowski en Buffalo. La liga debe endurecer las sanciones.

Ciudad de MéxicoActualizado a
¿Es suficiente el castigo a la violencia?
John GrieshopAFP

Fue una semana violenta de un juego violento.

El domingo, en Buffalo, Rob Gronkowski, ala cerrada estrella de los Patriots, se dejó llevar por un momento de calentura o frustración y golpeó deliberadamente al defensivo de los Bills, Tre'Davious White, en la cabeza. Fue un momento tan doloroso como vergonzoso para la NFL.

White estaba en el césped después de haber interceptado un pase a Tom Brady en el cuarto periodo (de un juego que los Patriots ganaron fácilmente 23-3), cuando Gronkowski corrió y se lanzó sobre White, golpeándolo con el codo en la cabeza.

El esquinero novato de Buffalo tuvo que salir del juego y ser evaluado por los médicos de los Bills, mientras las acciones de Gronkowski únicamente merecieron un castigo de 15 yardas, pero no una expulsión.

Un día después, la NFL decidió suspender un partido a “Gronk”.“Tus acciones no fueron incidentales, pudieron haberse evitado y poner al jugador contrario en riesgo de sufrir lesiones graves”, expresó Jon Runyan, Vicepresidente de Operaciones de la NFL, en una carta enviada a Gronkowski.

“El Comité de Competencia ha expresado claramente su objetivo de ‘eliminar los golpes flagrantes que no tienen cabida en nuestro juego'. Esos golpes incluyen la jugada en la que estuviste involucrado”.

Gronkowski, quien tiene tres días para apelar la sanción, será elegible para regresar con los Patriots el martes 12 de diciembre, después del juego de lunes por la noche ante los Dolphins.

Pero la cosa no paró ahí. El Monday Night Football entre Steelers y Bengals se vio manchado por una serie de golpes sucios, que seguramente también terminarán en multas y/o suspensiones.

Primero fue el susto con la lesión del linebacker Ryan Shazier, quien al hacer una tacleada golpeó con la cabeza al jugador de Cincinnati. El mejor defensivo de Pittsburgh quedó tendido en el terreno de juego varios minutos, sin poder mover las piernas; fue llevado al hospital y más tarde diagnosticado con una conmoción de la espina dorsal, que afortunadamente no parece ser una lesión de gravedad.

Luego vinieron los golpes ridículamente sucios de ambos bandos. JuJu Smith-Schuster, receptor de los Steelers, impactó casco-a-casco al linebacker Vontaze Burfict, a quien supuestamente trataba de bloquear. Burfict tuvo que abandonar el campo en el carrito que todos odiamos.

Más tarde, George Iloka, back defensivo de Cincinnati, golpeó -igual con saña- en la cabeza a Antonio Brown, en un touchdown del receptor estrella de Pittsburgh. Brown pudo reincorporarse sin ayuda y no tuvo que entrar al protocolo de conmociones.

La NFL tiene que hacer algo al respecto. Las multas y suspensiones no son suficientes o deben ser más severas. ¿Por qué no expulsar a los jugadores violentos? No se necesitan dos golpes de esa clase en un mismo partido para expulsar a un individuo cuyas claras intenciones son lastimar al contrario. Una expulsión debe significar una multa y también una suspensión. Si hay reincidencia, multas y suspensiones son más severas o de plano la expulsión de la liga.

La NFL lucha contra un problema gravísimo que tiene nombre y apellido: encefalopatía crónica traumática, o CTE por sus siglas en inglés, que es una degeneración gradual de la función cerebral como consecuencia de los repetidos golpes y conmociones.

Son decenas, quizá centenas de ex jugadores los que han sido diagnosticados con CTE, y no importa cuántos millones de dólares pague la NFL para indemnizar a esas familias si no hace algo en serio para tratar de erradicar las conmociones cerebrales.

La Universidad de Boston realizó una serie de estudios cuyos resultados son aterradores: al examinar los cerebros de 202 ex jugadores, descubrieron que 177 (casi 88%) tenían CTE, según publicó el Washington Post en julio de este año. El problema se hace crónico a nivel profesional, pero esas lesiones cerebrales inician desde la preparatoria y el football colegial, por supuesto.

Pero la NFL siempre será señalada como la culpable y por lo mismo debe endurecer las sanciones en lo que se refiere al juego violento y deshacerse de todos los jugadores sucios o aquellos que tratan de lastimar al rival.

El football es un juego violento por naturaleza, pero se gana con estrategia, agilidad y fuerza, no mediante la premisa de lastimar al enemigo.