TOMÁS RONCERO

Cambió nuestras vidas...

Mijatovic se merece con creces el premio a aquella década precisamente porque cambió las vidas de millones y millones de personas.

Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Un servidor nació en 1965. Por lo tanto, cuando Mijatovic metió el histórico gol de la Séptima uno andaba por los 33 añazos. Y como yo, varias generaciones de madridistas que estábamos hartos y cansados de que nos hablaran de las seis Copas de Europa “en blanco y negro”. Esa expresión nos quitaba legitimidad emocional. Es fácil de explicar. Por una cuestión generacional no vimos ninguna de las seis finales ganadas en la era dorada del Madrid de Bernabéu. Así pues, no consolaba tener más Orejonas que nadie pero no haber ganado ninguna estando tú en vida. Para el madridismo militante, la Séptima era tan necesaria como el comer...

Mijatovic se merece con creces el premio a aquella década precisamente porque cambió las vidas de millones y millones de personas. Todos entramos en la era en color gracias a su gol de pillo en Ámsterdam (por cierto, legal sin discusión porque Pessotto rompía el fuera de juego). Pedja reinsertó al Madrid en esa Copa de Europa que es el amor de su vida. Con la Séptima se reabrió el melón y ya vamos por la Duodécima... Esa noche lloré, como tantos miles y miles de madridistas en las gradas. De alegría, de emoción, de orgullo de saber que por fin éramos partícipes de la historia que nos contaron nuestros padres desde niños. La leyenda continúa...

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