Mamá de Blanca Felix, orgullosa de ver a su hija triunfar en la Liga MX Femenil
Chivas – América en vivo: partido amistoso en directo
Pocos orgullos pueden ser tan puros como el de una madre. La vida no ha sido fácil. Pero dice ella, convencida, que ha valido la pena. El padre de sus hijos falleció cuando ella tenía apenas 22 años. Tuvo que dejar el rancho, Colonia Sinaloa, para estudiar en Culiacán. Sus hijos, de cuatro años y nueve meses, se quedaron con sus abuelos.
Nunca los abandonó. De la escuela, volvía los viernes, para estar junto a sus hijos, los motores de una mujer dispuesta al sacrificio. Blanca Olivia Castro sonríe afuera del Estadio Chivas. Su hija, la guardameta del Rebaño Sagrado, juega esta noche la histórica primera Final de la Liga MX Femenil. Está ahí para apoyarla, como ha estado en los duelos anteriores.
Hoy, la vida las ha puesto de nuevo bajo el mismo techo. Madre e hija viven juntas en Guadalajara. Y ver a Blanca Félix cumpliendo su sueño, la llena de satisfacción. En el estadio recibe a María Sánchez, abuelita de la guardameta, quien ha viajado desde Colonia Sinaloa. Todos están unidos por un mismo objetivo: ver a la portera triunfar.
- ¿Cómo se siente de ver a su hija disputando una Final del futbol mexicano?
- Principalmente hay nervios, gusto, felicidad y orgullo de ver lo alto que ha llegado Blanca en tan poco tiempo. Tiene mucho jugando futbol y ha sido muy entregada, pero verla hoy en el estadio, no me lo imaginaba. Quizá sí a futuro, pero muy feliz, no tengo palabras.
- Usted tuvo que separarse un poco de Blanca y su hermano cuando estaban pequeñitos, para buscar darles un buen futuro a ellos. Nunca los abandonó, pero ¿ha valido la pena ese sacrificio de no tenerlos como usted misma hubiera querido?
- Totalmente. Fueron las circunstancias las que me obligaron a hacer lo que hice, pero creo que tomé la mejor decisión porque el resultado aquí está, los dejé en excelentes manos. Pude habérmelos llevado como muchas mamás ciudad, jóvenes a batallar, a que ellos también sufrieran cuando me fuera a la escuela o a trabajar, que estuvieran con personas ajenas. Pero yo dije, los voy a dejar con quien los quiere. Los lapsos eran cortos, de cinco días entre semanas y los fines estaba con ellos. Después sí hubo un lapso que tuve que irme como dos meses por cuestión profesional. Pero gracias a Dios me siento muy contenta de poder hacer y dar por ellos lo que hasta ahorita he dado.
- ¿Cómo fue de complicada para usted esa parte de sacrificio de estar con ellos sólo los fines de semana y extrañarlos cinco días?
- Fue muy duro principalmente las primeras semanas que me iba. Era el desprendimiento, Blanca tenía cuatro años, Alfredo tenía nueve meses de edad, pero lo que me impulsaba era el que tenía que sacarlos adelante. Había que estar entre dolor y tristeza, pero se llegaba rápido el fin de semana y regresaba feliz a verlos.
- ¿Esa fortaleza que requirió esa etapa de su vida se la heredó a Blanca?
- Yo sí la veo muy parecida a mí en muchas cosas. Es aguerrida. He sido muy independiente, la misma vida me hizo así, por lo de su papá, pero tiene mucho de mí: es muy valiente, es aguerrida y me gusta porque siento que la misma vida la va a premiar, que no esté esperando que nadie haga nada por ella, que le busque y mírala, aquí está.
- Hoy están juntas en Guadalajara, duermen bajo el mismo techo. ¿Cómo ha sido esta etapa a lo mejor nueva de tener a su hija todos los días junto a usted?
- Bien, nada más que no estábamos acostumbradas. Con pena de repente en la convivencia normal, pero yo feliz, la veo contenta. Ahorita casi no nos vemos por el torneo, los entrenamientos y los partidos. Yo la sigo a todos lados, no me he perdido un solo partido. No me pienso perder ninguno, aquí voy a estar. Al principio sí fue raro, fue adaptarnos, no estábamos acostumbrados a todos los días. Yo iba a Sinaloa un mes o quince días y de regreso. Ahorita es “mami dónde estás, ya es noche” y yo no estaba acostumbrada a eso.
- Blanca me decía que siente bonito de verla apoyándola. ¿Usted cómo se siente al verla vivir su sueño?
- Muy feliz, no sabía nada de futbol, no era nada aficionada, ahorita me emociono de todo. Me ha contagiado tanto su pasión y su felicidad es mi felicidad. Me emociono bastante de verla