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PREMIOS AS 50 ANIVERSARIO

Iribar: "Ahora el portero debe parar y ser futbolista"

El mítico exguardameta de la Selección y el Athletic, ahora adjunto a la presidencia del club bilbaíno, fue campeón de Europa y marcó una era.

José Ángel Iribar.
José Ángel Iribar. JUAN FLORDIARIO AS

José Ángel Iribar abre el telón de los Premios 50 Aniversario As, por la década de 1967-77, en la que batió el récord de partidos internacionales con España que tenía Ricardo Zamora (46).

Con tantos galardones, ¿recibir uno más le ilusiona?

¡Sí! Me ha hecho mucha ilusión que me den este premio a toda una década. Lo primero que quiero hacer es felicitar a As, porque es su 50 aniversario y le deseo que cumpla muchos años más. Deseo agradecer públicamente a los que han hecho posible que esto se haya producido.

Todo arrancó en la playa de Zarautz. Aquel crío que ayudaba en las tareas de casa, soñaba con llegar a Primera mientras le daba al balón en la arena por las tardes…

¡Qué va! No tenía tanta aspiración, no pensaba en llegar tan lejos. Mi ilusión era jugar en el equipo de mi pueblo.

¿De verdad que de niño nunca pensó en alcanzar la cúspide?

Eso siempre está ahí, pero lo inmediato era otra cosa. Mirabas en el NO-DO partidos y selecciones, imágenes de los famosos, de Yashin jugando en Wembley… y piensas en parecerte a ellos.

Y fichó por el Athletic. ¿Cómo fue su primer día en ese vestuario?

Aquel día de la presentación que hacíamos en San Mamés tuve que pagar la novatada. Vas sigiloso, por si acaso. Coincidí en la puerta con Iñaki Sáez; ya le conocía porque solía venir a Zarautz, ya que tenía unos primos y jugaba por allí. Allá fuimos juntos los dos nuevos. Entras como despistado y no te dicen ni hola, Alguien entonces te ordena: ‘Vístete en esa percha, que es la tuya’. No sabes ni quién es pero notas algo extraño. No sabías dónde ponerte y te desvistes. En estas llega Eneko Arieta, el dueño desde hacía muchos años: ‘¿Quién eres, chaval, ese es mi sitio, solo faltaba que venga un novato como tú y me lo quite’. Ja, ja, ja. Eso me marcó. Agachas la cabeza, coges la ropa y buscas otro lugar entre las carcajadas y la complicidad de los demás. ¿Y dónde me pongo yo ahora? A ver aquí si hay suerte…. Luego nosotros las hemos hecho igual. Eso era común en muchos equipos. Son clásicas, es bueno para cualquier vestuario.

Debutó como león en Málaga.

Sí, por la lesión de Carmelo. Hizo un desvío y se pegó contra el poste izquierdo faltando 25 minutos. Le suplí porque estaba conmocionado. Por entonces la única sustitución que se podía hacer era la del portero. En el banquillo estaba yo solo junto con los entrenadores. Un debut siempre va unido a los clásicos nervios, pero en esos 25 minutos mantuvimos la puerta a cero.

Luego lo gordo vino con el estreno en San Mames, ante el Madrid de Bernabéu, aunque Gento estaba lesionado.

Sí, jugó Manolín Bueno en su lugar…

…al que le pitaron un penalti escandaloso a favor….

¡Escandaloso es poco!

Cuente, cuente.

Fue la anécdota. Ya antes había debutado contra el Betis, pero era fuera. Era en San Mamés, en efecto, contra el Madrid, de los últimos partidos de aquella temporada. ¡Jugar contra aquel Madrid! Vino toda la familia y amigos. Di Stéfano, Puskas, que marcó el penalti... Había sido fuera del área y cayeron almohadillas. Nos tiramos un rato recogiéndolas, viendo si era posible que lo lanzase o no. Le dije: ‘Tíralo fuera que no salimos de aquí...’. Lo marcó, claro. Me miró y me contestó: ‘Ayyyyy chaval, lo que te queda por aprender’.

Llegó para ‘jubilar’ a un ídolo como Carmelo.

Lo conocí antes, en Zarautz. Desde el balcón de mi casa le veía sentado con su mujer en la cafetería Otamendi. Lo reconocí y no me atrevía a decirle nada. Cuando fiché por el Athletic fue muy emocionante, tenerle ahí cerca a otro de mis ídolos...

Poco a poco empezó a enamorar a la grada. Hasta le perdonaban fallos clamorosos.

Sí, ya sé lo que me vas a decir.

Pues eso. Las cesiones a los porteros en San Mamés estaban muy mal vistas.

Sí, un pecado.

Y en un campo embarrado contra el Madrid, Txutxi Aranguren le pasó un balón que se le coló entre las piernas. Una cantada que le encasquetaron al bueno de Txutxi.

¡Pobre Txutxi! Le echaron una bronca y el error fue mío, que estaba intentando hacer un pase antes de coger el balón. Ya estaba Amancio en aquel equipo creo recordar, porque Di Stéfano andaba en el Espanyol.

Y le llegaron a sacar a hombros en el 66 tras perder una Copa con el Zaragoza.

Fue algo increíble, me di cuenta de la afición que teníamos, que sabíamos ganar y también perder. ¡Perder una final y que te saquen a hombros y te pongan una txapela! Pensé: esto no es normal. La afición me ganó ahí.

Ha vestido la camiseta del Athletic durante 614 partidos. ¿Se queda con alguno en especial?

En aquella época eran muchos. ¡18 temporadas! Es complicado elegir uno. Te quedas con algunos: cuando ganamos la primera Copa… esas finales te dan una satisfacción mayor porque la gente lo comparte más contigo.

¿Y el momento más duro? ¿La final contra Betis?

Me tocó tirar el último ´penalti. La ‘paradinha’ la hice por lo visto muy mal. Esnaola me adivinó el tiro y la agarró.

¿Con el paso del tiempo lo han recordado?

Sí. Hasta hace poco ha estado trabajando para el Betis, entrenando a los porteros. Los que están alrededor lo recuerdan, yo me lo tomo con mucha deportividad.

La final perdida contra la Juventus también fue dolorosa.

Era una final de UEFA, nos ganaron por el ‘golaverage’. Fue un momento triste, un año agridulce, porque jugamos muy bien toda la temporada. El gran Koldo (Aguirre) nos dirigió de maravilla los últimos años y sobre todo ese. El equipo disfrutaba muchísimo jugando y hacia disfrutar. Jugamos dos finales y fuimos terceros en la Liga, nos faltó la guinda de un título. En la UEFA merecimos más en el cómputo de los dos partidos, pero Bettega me hizo el gol. Lo remontamos, pero no fue suficiente.

Se enfrentaron ahí al gran Dino Zoff.

Su trayectoria es impecable, en actuaciones y resultados. Tuvo enorme prestigio, muy bien ganado en la Juve y la selección italiana. Actuó hasta los 40 y eso dice mucho a favor de él.

¿Llegó tan lejos por ser muy crítico consigo mismo?

Es importante ser autocrítico y tratar de superarte cada día. Aquí nadie nace y ya está. Puedes tener unas cualidades pero hay que perfeccionarlas. Tampoco tienes que flagelarte demasiado. Es importante eso y escuchar la crítica que te puedan hacer tus compañeros y los entrenadores.

Le define una palabra: sobriedad. Si eres sobrio minas al contrario.

Me enfrenté a delanteros importantes y no iba desencaminado. Me soltaban: ‘Te hago un remate y me la coges como si nada’. El aspecto psicológico en el fútbol también juega mucho. A tu equipo le das confianza si no te adornas, piensa que está bien defendido, y el contrario igual se lo piensa a la hora de disparar, tal vez se aplique más.

Al principio no se utilizaban guantes o eran lana, hasta que vio a Banks.

Procuraba aprovechar los viajes que hacíamos al extranjero para, lo primero, ir a una tienda de deportes o un gran almacén de los que había principalmente por el Reino Unido. Iba a ver qué novedades había en material deportivo, especialmente guantes porque en Inglaterra se usaban unos de lana muy adaptados a la mano. Me fijé que Gordon Banks, que era uno de mis ídolos, un portero excepcional, jugaba con unos verdes muy ajustados y al final los encontré. Jugué una época con ellos y me duraron la tira.

¿Añora el viejo San Mamés?

Sí. Los exjugadores lo añoramos mucho porque allí hemos disfrutado del juego, la afición y todo. Queda para siempre. Estamos contentos por el nuevo campo, que está prácticamente en el mismo sitio que el anterior y es excepcional, pero me quedaré siempre con el viejo San Mamés.

Colgó los guantes un 12 de diciembre de 1979.

Le dije al entrenador que no estaba en buenas condiciones para seguir jugando porque tenía problemas en la espalda y mi flexibilidad no era la adecuada para continuar. Era Senekowitsch; se enfadó un poco, y la directiva también. Les dije que empezaran a contar con otro portero porque no estaba para demasiados trotes. Lo decidí y no me arrepiento. No puedes andar arrastrándote tus últimos años por esos campos de Dios.

¿Un día duro?

Si la decisión es tuya no supone tanto. El 31 de mayo me hicieron un homenaje. Fue inenarrable, emocionante... me hizo feliz. Luego seguí trabajando en el fútbol, entrenando a porteros, a equipos de infantiles, cadetes, más tarde el Bilbao Athletic... He estado ligado al fútbol para que no me asaltara esa nostalgia. Entiendo a la gente que lo deja y es muy duro sobre todo si la decisión no es suya. Cambia la vida completamente, de la rutina de entrenar a no hacer nada, según avanza el año siguiente se tiene que hacer doloroso.

La fiebre tifoidea estuvo a punto de truncar su carrera.

En el fútbol te puedes lesionar gravemente y se acaba todo. En mis tiempos una lesión de menisco muchas veces no se superaba. Te sobreviene un virus y se acabó. Salí adelante de milagro y seguí jugando cinco o seis años más a bien nivel.

En la despedida del viejo campo también se le vio emocionado.

Fue el culmen. No hay palabras para describir lo que sientes, que te den esa oportunidad de despedir San Mamés con 70 años, jugar con el equipo... Ya con sentir esa sensación aunque sea cinco minutos... creía que me iba a dar algo, tenía el corazón a mil.

También le han nombrado ‘ilustre de Bilbao’. ¿Le ilusionó?

Muchísimo, porque llevo aquí 55 años, en el Athletic, y en Bizkaia, 56. Me he sentido como en casa. Siempre me ha gustado Bilbao. Ahora es fácil presumir de esta ciudad. Los campos, las ciudades… los hacen la gente; y los bilbaínos y vizcaínos siempre me han caído bien, transmiten alegría, son cercanos y viven el Athletic como algo suyo, por eso siempre digo que este club es una gran familia.

Muchos le consideran un mito. ¿Se ve así?

Si te lo dicen, lo aceptas. Siempre se exagera un poco, cuando dejas el fútbol la gente tiende a mitificar las cosas. En mi interior intento no darle más importancia que la que tiene.

Antes eran más accesibles, ahora los futbolistas están endiosados ¿no?

Los medios audiovisuales están cada día con ellos y han cambiado todo, también a la sociedad. El jugador se protege, nosotros pisábamos la calle más, éramos un grupo de amigos y estábamos con las novias o las mujeres. No tienen nada que ver nuestros tiempos con los actuales.

Tiene un nieto y una nieta. ¿Hay madera ahí de crack?

Mi nieto tiene cuatro años, ya se pone un uniforme, se estira, le pega al balón y también juega a pala muy bien. Tenemos un zurdo ahí.

¿Vio llorar a Buffón tras caer en la vuelta de la repesca del Mundial?

Vi el partido desde el principio. Sabía lo que se estaba jugando y las imágenes eran muy ilustrativas. No me extraña que al final rompiera a llorar. Es otro grande.

El Balón de Oro parece vetado para los porteros. ¿Es injusto?

Es un eterno debate. Yashin lo tiene, era el mejor en su época. La gente admira más al goleador. Si te hacen un gol parece que te han hecho 30, que el delantero lo ha metido 30 veces. Influye en esas votaciones.

La ‘Araña Negra’ le marcó. Incluso imitó su aspecto con la indumentaria oscura.

Cuando estaba en el pueblo, lo veías, como te decía, en el NO-DO y era mítico, el representante de la URSS en ese momento, el deportista más nombrado en todo el mundo en el fútbol. Jugamos la final de la Eurocopa con la Selección y les ganamos. Me dio su camiseta porque se atrevió Paquito a pedírsela para mí. La tengo como oro en paño en mi casa. No olvidaré el detalle que tuvo en el homenaje que me hicieron en San Mamés tras batir el récord de Zamora de internacionalidades, con 47. Acudió junto con el propio Zamora, otro mítico portero. Los dos estaban considerados en su época los mejores del mundo. Les agradezco muchísimo ese homenaje.

Pudo visitar su tumba en Moscú.

Aprovechando que hace unos años fuimos a jugar a Moscú, ya que no pude acudir a su funeral, logré entregar un ramo de flores en su tumba, me emocionó. Suerte que se pudo grabar con la colaboración de gente de As.

¿Cómo gustaría que le recordasen?

Lo mejor que me suele pasar cuando voy por la calle es que me reconozcan y me digan lo que han disfrutado viéndome jugar. Hemos jugado para esto. Dentro de las presiones que tienes disfrutas con lo que haces en tu estética, paradas, desvíos, arrojo y errores.

¿Y cómo fue el acceso al vestuario de la Selección? Se estrenó con 21 años, muy joven, ante Irlanda en el 64.

Me recibieron muy bien. Zoco me solía llamar benjamín. Era el más joven. Hice grandes amigos y sigo manteniendo ese trato con todos. Alguno nos dejado hace nada como Rivilla. Y Lapetra, Zoco recientemente... Debutar ganando a Irlanda en Sevilla y convenciendo ayuda a seguir jugando y manteniendo la amistad con aquel grupo de grandes jugadores.

Aquella Eurocopa fue histórica

Había un equipazo: Suárez, Pereda, Amancio, Lapetra, Fusté… jugadores, sobre todo en ataque, increíbles. Y Marcelino, claro.

¡Es el único portero del Athletic que ha ganado el Zamora en los últimos 70 años!

Sí, fue un gran logro. Lo conseguí en el 70, que fue fantástico para el equipo.

En aquella época estaban el argentino Carrizo, Yashin, Mazurkiewizc en Montevideo, el mexicano Carvajal, Albertosi en Italia, el checo Viktor, el yugoslavo Curkovic o el particularísimo Manga, portero brasileño de Club Nacional de Football…

Y no olvides a Sepp Maier. Estaban surgiendo nuevos porteros. Todos esos eran fantásticos. Con Viktor estuve en la selección UEFA que jugó contra Brasil en Barcelona, en un partido que organizaba UNICEF. De todos ellos, me quedo con Banks.

Alcanzó 49 partidos como internacional cuando no era tan fácil sumar entorchados.

Al año podías jugar tres o cuatro partidos, en la actualidad los compromisos de la Selección no tienen nada que ver, pero el mérito de los de ahora es el mismo. El récord de Zubizarreta está ahí.

¿Qué nivel de porteros ve ahora?

Excelente. Hay porteros con mucho nivel, se trabaja mucho, específico, y se ha visto una evolución brutal. Ahora son más futbolistas, porque hay que adaptarse a las nuevas reglas, el portero de ahora es el nuevo líbero. Además de parar tiene que saber actuar en esa faceta y debe ser futbolista.

¿Y en Lezama? ¿cómo ve las cosas?

Estamos contentos del nivel que tenemos, hay muy buena proyección, se trabaja con ellos y aquí a los chavales les gusta jugar de portero.

Una última: ¿le gusta el VAR?

No soy enemigo de las nuevas tecnologías si no entorpecen, si miden bien los tiempos. Si no paran los partidos serán bienvenidas, que no pase como en baloncesto, que hay tantos parones, con todo el respeto del mundo al baloncesto. Hay partidos y finales que se han decidido de forma errónea por no tener acceso a esos avances. En el Mundial de Inglaterra, en el que estuve, la anfitriona ganó por un gol que no sabemos si entró, igual no lo hizo. Luego hicieron otro, pero eso le llevó a la victoria.

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