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NFL EN MÉXICO

Jim Plunkett: El vínculo entre Patriots, Raiders y México

El quarterback que ganó dos títulos de Super Bowl es un microcosmos de lo que se vivirá el domingo en el Estadio Azteca.

Ciudad de MéxicoActualizado a
Jim Plunkett: El vínculo entre Patriots, Raiders y México

Nadie sabe lo que esconden dos anillos de Super Bowl hasta que conoce la historia de Jim Plunkett. Tal vez podría pensarse que su camino hacia la cima fue en línea recta y no se podría estar más equivocado.

El apellido Plunkett, proveniente de su abuelo irlandés, es un gran disfraz para ocultar las raíces mexicanas que corren por el resto de su familia. Un escudo protector de la discriminación que sufren muchos de los inmigrantes en Estados Unidos.

Sus raíces mexicanas y su andar por Patriots y Raiders son el pretexto perfecto para contar su historia antes de que esos dos equipos se enfrenten el domingo en el Estadio Azteca de la Ciudad de México.

Los éxitos están bien documentados. El único ganador del Trofeo Heisman egresado de la Universidad de Stanford, la primera selección global en el draft de 1971 por los New England Patriots y dos anillos de Super Bowl como quarterback titular de los Raiders, uno en Oakland en 1980 y otro en Los Ángeles en 1983.

Las adversidades son aún más cruentas.

En lo deportivo, cinco temporadas con los Patriots en las que nunca obtuvo un récord ganador, finalizó con marca global de 23-38. Eso y sus 62 pases de touchdown a cambio de 87 intercepciones justificaron su etiqueta de fracaso como primera selección global. Sus dos temporadas en San Francisco no fueron mucho mejores.

Pero tal vez lo más difícil para Plunkett es el hecho de que sus padres nunca lo hayan visto jugar. William Plunkett sufría de ceguera progresiva y falleció a los 56 años, el primer año de su hijo en Stanford.

“”Lo que más lamento, es que mi padre trabajó tan duro y no estuvo para vivir la mejor parte”, dijo en una entrevista al The New York Times en 1981. “Ganar el Trofeo Heisman, el Rose Bowl, la primera selección en el draft, y esas cosas. Hubiera estado tan orgulloso de eso”.

Su madre, Carmen, sí pudo vivir todos esos instantes, pero no verlos. Perdió la vista por completo a los 20 años de edad, como consecuencia de la Fiebre Escarlata. William y Carmen se conocieron en una escuela para ciegos y formaron una familia de tres hijos en medio del sustento que les proveía un puesto de periódicos en San José, California.

Al igual que sus padres, Plunkett jamás se dio por vencido en su empeño por ser un quarterback titular en la NFL cuando las estadísticas estaban en su contra. Solo necesitó volver a sus orígenes, el norte de California, en donde de la mano de otro mexico-estadounidense, el coach Tom Flores, revivió su carrera.

Reemplazó como titular a Dan Pastorini y encaminó a Oakland al título en el Super Bowl XV ante los Eagles, en el que fue nombrado el MVP del partido. Y tres años después, con el equipo ya en Los Ángeles, obtuvo otro campeonato al derrotar 38-9 a los Redskins.

Sin embargo, la historia de Plunkett no es la de un cuento de hadas. No hay un final feliz. A la fecha se mantiene como el único quarterback con dos anillos de Super Bowl que no está entronizado en el Salón de la Fama.

Pero el dolor de ser pasado por alto no es nada en comparación con los males que lo aquejan de sus días como jugador.

Tiene rodillas y hombro reparados quirúrgicamente, al igual que la espalda. Sufrió al menos 10 conmociones en su carrera y se sometió al quirófano 18 veces, producto de las 380 capturas que sufrió en su carrera, 75 de ellas en sus primeras dos temporadas.

Su vida a los 69 años de edad se resume en las más de 15 píldoras que toma al día y una declaración al East Bay Times en agosto del año pasado: “Mi vida apesta”.

Ese es el precio del éxito, y Plunkett pagó uno muy caro.