El mundo en 1958, el último año sin una Italia mundialista
La última vez que Italia no asistió a un Mundial, Pelé tenía 17 años e iba camino a ganar su primera Copa del Mundo con Brasil.
Cuando la Italia de Alfredo Foni sufrió el "desastre de Belfast" que la dejó fuera de la Copa del Mundo de Suecia 1958, el mundo aún no había conocido a Pelé. El mejor futbolista de aquella época era Alfredo Di Stéfano, y las hazañas de Giuseppe Meazza seguían muy frescas en la mente del aficionado italiano. El Madrid campeaba glorioso por Europa, la Hungría de Puskas se desmoronaba mientras la revolución en el país iniciaba un éxodo a lo largo del continente. Fontaine, Garrincha y Rahn eran otros nombres propios. Ni el Milán ni el Inter, ni la Juventus; ninguno había logrado Champions alguna. Es más, ningún equipo distinto del Madrid se había apropiado del máximo cetro del fútbol europeo, un torneo que apenas tenía tres años de existencia.
Era la época atómica. Las bombas de hidrógeno de Estados Unidos hacían desaparecer islotes enteros en el Océano Pacífico. Laika apenas había viajado al espacio para no regresar y la Unión Soviética ya preparaba a Yuri Gagarin para convertirse en el primer humano salir del planeta. La carrera espacial estaba en apogeo. Y, con ella, la hegemonía mundial. Batista aún era presidente de Cuba, pero Castro ya asediaba desde la jungla. Irán aún tenía sha, Juan XXIII era Papa y Francia discutía la constitución de su V República. Y en México empezaba el sexenio de Adolfo López Mateos, quien revelaba a Adolfo Ruiz Cortínez.
La televisión apenas se establecía como medio de comunicación de masas. El Mundial de Suecia, empero, fue el primero transmitido a través de ella, aunque la difusión vía satélite aún tardaría en llegar. El público no pudo disfrutar a 'La Azzurra' en el Mundial de Pelé, el que ganó Brasil 5-2 a la selección local. Aunque no es el primer gran evento que se pierde 'La Azzurra' en el último medio siglo. Las Eurocopas de 1960, 1964, 1972, 1976 y 1992 tampoco contaron con el tetracampeón del mundo. A decir verdad, las Euro no son terreno predilecto de los itálicos. Su ausencia abrió paso a las primeras victorias continentales de la Unión Sovética (1960), España (1962), Francia (1984) y Dinamarca (1992). Su máximo rival histórico, Alemania, alzó el cetro en 1972 y 1976. Hay vida sin Italia.