Los Marlins ‘calientan’ el traspaso de Giancarlo Stanton
La franquicia de Miami ya ha entablado conversaciones con cuatro equipos a la hora de buscar nuevo destino al potencial MVP de la Liga Nacional.
Sea en el deporte que sea, encontrar a ese jugador franquicia, la piedra angular de un proyecto ganador es uno de los trabajos más exigentes para una gerencia y más si cabe en un juego como el béisbol en el que porcentaje de seguridad de esa joven promesa, esa figura de la que no se puede pasar (o can´t miss) porque encontrarla es como localizar ese unicornio al que todos aspiran, pero casi nadie consigue.
Los Miami Marlins escogieron a Giancarlo Stanton en la segunda ronda del draft 2007 y desde sus inicios, todos nos hemos maravillado con las infinitas posibilidades que atesoraba este pegador de tomo y lomo de 1.98 y 111 kilos de peso, con una capacidad casi ilimitada para sacar la pelota del estadio.
Sin embargo, los Miami Marlins acometieron durante la olvidable era de Jeffrey Loria una maniobra arriesgada, pero que podría darles esa piedra angular entre los jugadores de posición (la otra era José Fernández en el montículo) de cara a competir en la División Este de la Liga Nacional.
Todos recordamos con pesar lo ocurrido con José, pero el acuerdo de 13 años y 325 millones de dólares les garantizaba que Giancarlo estaría logrando home runs en South Beach hasta asegurarse su entrada en el Hall of Fame como uno de los mejores pegadores de todos los tiempos.
Salvo por el hecho de que no parece que vaya a ocurrir.
Una pésima gestión
Desgraciadamente para todos, la labor de Loria y acólitos les ha deparado un equipo con una deuda que se acerca a los 400 millones de dólares y una cantera que no ha producido una cascada interminable de talentos para el equipo grande pese a no haber conocido Giancarlo Stanton ni una sola temporada con balance positivo desde que debutó con el club allá por 2010.
Todo ello coloca en una situación profundamente incómoda a los nuevos dueños del equipo, empezando con un Derek Jeter que va a tener que tomar decisiones impopulares y no, no va a ser prescindir de Jeff Conine, Tony Pérez o Andre Dawson.
Desde distintas instancias se ha dado a conocer que se pretende que el presupuesto quede en torno a los 90 millones de dólares y teniendo en cuenta que Giancarlo Stanton empieza ahora la parte más exigente en materia económica del contrato para su equipo, todo parece indicar que el potencial MVP será el primero de muchos movimientos, aunque ninguno más determinante para las finanzas.
El inicio del proceso
Según ha trascendido, los Marlins acaban de entablar conversaciones preliminares con cuatro equipos, que siempre pueden ser más, de cara a contemplar la marcha de su jugador franquicia al contrario que Christian Yelich y Marcell Ozuna, que serían más del interés por su juventud y unas obligaciones contractuales mucho menores que las de Giancarlo, pese a que pueden ser peores sobre el papel.
Como decíamos anteriormente, hay que destacar que Stanton empieza el período de 10 años y 290 millones de dólares totalmente garantizados y con una cláusula de escape tras el 2020.
Y esa es una exigencia ante la que no muchos equipos podrían afrontar, aparte del coste en forma de promesas.
En principio, se está hablando de distintos candidatos entre los que destacan cuatro, que pueden ser (o no) con los que Miami ha empezado ese proceso. Boston Red Sox, St. Louis Cardinals, San Francisco Giants y Philadelphia Phillies se perfilan como los máximos favoritos, tanto por sus necesidades de pegada en el turno de bateo y rostro para la franquicia como también la flexibilidad que tienen a partir de este momento, como en el caso de los Red Sox al no tener que pagar una multa por el luxury tax o por la ausencia de grandes contratos en su haber desde ya mismo para los muchachos de la ciudad del Amor Fraternal.
Las reuniones de los GM en Orlando, Florida, de cara a la semana que viene podrán ofrecer una oportunidad para que el nivel de las conversaciones se incremente, pero todo dependerá de los deseos de Giancarlo, que tiene capacidad de vetar cualquier operación aunque el hecho de estar cansado de perder durante tantos años puede ser el factor diferencial a la hora de dar la luz verde.