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NFL

Guerra abierta en la NFL entre Jerry Jones y Roger Goodell

Las desavenencias entre el dueño de los Dallas Cowboys y el comisionado no giran únicamente alrededor del caso de Zeke Elliott sino que van más allá de ese tema.

La relación entre Roger Goodell, comisionado de la NFL y Jerry Jones, el dueño de los Dallas Cowboys, no pasa por su mejor momento.
Getty Images

Bajan las aguas revueltas en el universo de la NFL. Las noticias que nos llegan desde Estados Unidos y que apuntan a que Jerry Jones, propietario de los Dallas Cowboys está sopesando la posibilidad de poner una demanda contra la liga si se cumplen ciertas condiciones en el nuevo contrato de Roger Goodell no supone sino otra vuelta de tuerca más a una situación que se ha enrarecido entre ambas partes y que amenaza con trastocar la paz que vive el football, si es eso por lo que pasa la propia competición en estos momentos y que está abierto a debate.

De hecho, Jones se habría puesto en contacto con David Boies, abogado de fama reconocida tras llevar los casos de AL Gore con el desastre de la elección presidencial del año 2000, que también llevó las negociaciones por el convenio colectivo en 2011 y que ha vuelto a situarse en primera línea de la actualidad tras hacerse con la defensa de Harvey Weinstein y los casos de acoso sexual que le rodean.

El caso de Zeke Elliott, punto de ruptura

Se podría decir que el caso de Zeke Elliott y la esperpéntica situación que rodea su sanción, cuyo último periplo por los tribunales fue que podría jugar el pasado fin de semana contra los Kansas City Chiefs, ha sido la gota que ha colmado el vaso en las relaciones entre estas dos figuras que tanto polarizan el mundo de la NFL.

Resumiendo todo el embrollo, Jerry Jones se sintió estafado por la actitud de Goodell, que le aseguró que Zeke no sería sancionado para luego comprobarse que lo sería por seis partidos, los cuales todavía tiene que cumplir después de las múltiples demoras que se han ido produciendo y eso nos ha llevado a un punto interesante porque “poderoso caballero es Don Dinero”.

El caso es que el comisionado ha recibido la friolera de 200 millones de dólares desde que llegó al cargo en agosto de 2006, con llamativos salarios de 44 millones en 2014 y 34 en 2015, y la posibilidad de una ampliación una vez que se cumpla la campaña 2018 es lo que ha hecho que Jerry Jones recurra a Boies para ‘valorar’ la opción de una demanda contra Goodell.

Las razones para un nuevo comisionado

Hay que decir que Jones ha sido uno de los propietarios más activos a la hora de contemplar la opción de una nueva voz desde la oficina del comisionado por la mala gestión en materia de relaciones públicas que se está haciendo y no es que estemos hablando exclusivamente del caso de Zeke Elliott.

El traslado de dos equipos a Los Ángeles y el método que se siguió en ese sentido, las explicaciones (o la falta de ellas) del descenso en las audiencias más la polémica de las protestas durante el himno han sido otros de los motivos por los que Jones patrocina una candidatura alternativa al que todavía le faltaría un rostro.

El enfado de Roger Goodell

Sin embargo, las relaciones entre ambas personalidades están llegando a un punto de ebullición por la propuesta del propietario de los Dallas Cowboys a la hora de incluir más incentivos y menos garantizados en un nuevo contrato y eso digamos que no le ha gustado mucho a Roger Goodell, por el cual siente una profunda animadversión.

La cuestión es que Jones parece contar con apoyos por parte de otros dueños en esta materia y está por ver si esa propuesta podría tener un impacto en ese Comité de Compensación que aglutina a seis propietarios de franquicias y que negocian el nuevo contrato de Goodell desde el pasado mes de mayo a la hora de contemplar la posibilidad más que cierta que nunca sobre que la tarta tiene que repartirse en porciones más pequeñas y eso también le afectaría a Goodell.

Sea como fuere, lo cierto es que la guerra abierta entre estas dos personalidades no tiene pinta de acabar a corto plazo y habrá que esperar para ver si la propia competición no se ve afectada por esta inestabilidad, que nunca es buena para los negocios.