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BILBAO 83 - BARCELONA 104

El Barça espanta la crisis y llega muy entero al Clásico

Se dio un paseo por Miribilla. Seraphin sembró el pánico en la zona ante un Bilbao Basket famélico bajo el aro y que va recibiendo de cien en cien puntos. Redivo (18), al menos estuvo acertado.

México
Seraphin ante Gladness
Seraphin ante GladnessJavier ZorrillaEFE

El Barcelona llegaba avisado. Cinco derrotas en las seis últimas apariciones por Miribilla ponen en alerta a cualquiera. Encima, eliminación en Copa hace dos temporadas a manos del Bilbao Basket en A Coruña. El sarampión de esta campaña con la reciente manita de derrotas parece haberlo pasado desde el viernes ante el Olympiacos con un partido de factura impecable, desde la solidez defensiva. En esta ocasión, puso a funcionar todo su músculo y restablecida convicción desde el principio para no dar esperanzas a un rival tan minúsculo en cuanto a físico como el RETAbet, que como no ajuste su defensa va a ser un NBA a media jornada, es decir que admite centenares de puntos en aro propio pero le cuesta llegar a ese extremo en el contrario. Sito, abucheado por su antigua afición, puso toda su maquinaria en marcha y fue todo muy fácil. Libra por libra ningún jugador del enemigo se acerca a los suyos. Seraphin sembró el pánico bajo los dos aros y los cambios de ritmo de Heurtel (el que dinamitó la contienda) amenazaron con romper la cadera de Tabu y Fischer. El acierto del primer cuarto fue estratosférico.

El debate se zanjó muy pronto, con un juego aplastante de los culés y los fallos del Bilbao en el arco de 6,75 su única esperanza. Tiene Sito una columna vertebral con tres hombres que echa enormes raíces defensivas en los partidos. El fichaje de Pressey causó cierta extrañeza, por su perfil bajo, pero el jugador va creciendo. Tampoco es que Sanders sea Mickeal pero no hay quien lo mueva, ocupa mucho espacio y no hace tonterías. Y luego está Seraphin, el que más pedigrí tiene de los tres, un verdadero carpanta de la pintura. Rodearles de violinistas supone un cuadro coral de lo más interesante. Moerman acapara su papel de los tiros abiertos, Hanga está a un nivel top en Europa y Tomic asume bien su rol secundario. Hasta Navarro, en el camino hacia el final de su carrera, se lució en el último pulso con un histórico como Mumbrú en Bilbao. 

Sin despeinarse ni desde luego notar el cansancio de la Euroliga, el Barça se fue al colchón de 20 y desde ahí, sin notar las dudas que tenía hasta el viernes pasado, se regaló un baño y masaje. Tal vez cuando salió Oriola se vio menos engrasado, sin leer las continuaciones, ante el juego dinámico de un Bilbao con Hervelle y Mumbrú como pívots. De aquí que se diera la última incertidumbre con el 52-66 a falta de 14 minutos, frenado con tiempo muerto por Sito. Duran dio confianza a Redivo y al menos la tortuosa tarde sirvió para que el chaval ofreciese una muy buena cara. Luego puso un rato a Salgado, marginando a un mosqueado Tabu. Pero el pescado estaba vendido. Desde el calentamiento cabría decir. Hasta el Barça se permitió una obra de arte de Tomic en rebote ofensivo y pase sin mirar a Claver, que aún no tiene ritmo de juego (otra es que cuando lo adquiera esté mucho mejor). Lo que son las cosas. El Barça es otro tras esta semana y llega al Clásico del día 12 mucho más entero. Y con mejor salud que un Madrid al que parece que le ha mirado un tuerto. Eso sí, fue abucheado por mirar al aro (Ribas) desde el triple con una paliza ya en su zurrón.