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Dallas Cowboys

Unos metódicos Cowboys rematan a los Redskins

La rivalidad por antonomasia de la NFC Este se sustanció con la aplastante lógica del equipo que tenía menos bajas cruciales en sus filas.

Actualizado a
LANDOVER, MD - OCTOBER 29:Running back Ezekiel Elliott #21 of the Dallas Cowboys runs upfield against the Washington Redskins during the fourth quarter at FedEx Field on October 29, 2017 in Landover, Maryland.   Rob Carr/Getty Images/AFP
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Rob CarrAFP

Con los Philadelphia Eagles sin cadena, en plena racha de victorias y liderando la NFC Este con un récord de 7-1, tanto los Dallas Cowboys como los Washington Redskins se enfrentaban entre sí con la sensación de que el perdedor iba a quedar muy tocado tanto en la clasificación como en lo moral. Y diría que así ha sido.

Porque los Dallas Cowboys se han llevado el partido por 33 a 19 y, lo que resulta quizás más relevante para el futuro, enseñándole a los Redskins que sus opciones de meterse en playoffs pasan porque sus grandes rivales, sus enemigos clásicos, bajen el pistón mucho más que por lo que ellos mismos puedan hacer.

No es que los de Dallas fueran una apisonadora imparable. Es más que demostraron que son más equipo y que las bajas, al menos de momento, les afectan menos en los puestos clave.

Pongamos de ejemplo a la línea ofensiva, punto fuerte de ambas plantillas. Los Redskins se presentaban sin tres de sus titulares. Entre ellos los dos mejores jugadorers de la unidad, Trent Williams y Brandon Scherff. Eso llevó a que Washington no pudiera establecer el juego de carrera en ningún momento. 18 yardas de Thompson y 19 de Kelley es todo lo que tuvieron para correr los dos running backs principales del equipo.

Zeke Elliott, por su parte, gozó de sus compañeros de la OL y se fue a las 150 yardas. Casi nada. Con su talento por bandera, y con el equipo convencido de que si funciona Zeke, funcionan todos, las cosas fueron mucho más sencillas.

Ayudó, por supuesto, que en el front seven rival no estuviera el sensacional rookie Jonathan Allen, también lesionado y clave en la línea defensiva de los Redskins.

La defensa de los Dallas Cowboys no es ninguna maravilla. Todo lo contrario. Sin embargo, es una cosa cuando está Sean lee y otra muy diferente, y peor, cuando no está su middle linebacker. Ahondando en el problema claro de las ausencias y presencias en el partido, Lee pudo jugar con Dallas y contribuyó a molestar a los Redskins.

También las condiciones metereológicas contribuyeron lo suyo. La lluvia, abundante, fue la encargada de forzar un par de fumbles consecutivos de los de Washington que les llevaron a la desepseración. Es una licencia, claro, que no fue sólo el agua que caía del cielo lo que perseguía a los jugadores de los Redskins y les quitaba el balón.

Henchidos de dignidad, los de Jay Gruden limitaron los daños en esas ocasiones a sendos field goals, que parecían mantenerles con vida.

Lo que pasa es que todo sumado fue demasiado y gota a gota, carrera de Zeke a carrera de Zeke, pase de Prescott a pase de Prescott, recepción de Dez Bryant a recepción de Dez Bryant, un fumble aquí, un resbalón allá, tres puntos más con otro field goal... se hizo un mundo para los Redskins, que no tenían manos más que para detener las grietas una a una. Nunca rompió el dique del todo, pero la suma de todo fue suficiente para ahogarles.

La victoria de los Dallas Cowboys les coloca en un 4-3 de récord que les permite mirar con optimismo al futuro y a sus opciones. El 3-4 de los Washington Redskins les hace ir con el gancho y mendigando que la fortuna caiga de su lado alguna vez. Justo como ocurrió en el partido de hoy entre ambos.