Felicidad y melancolía se vivieron en el GPMX
El Gran Premio de México de la F1 vivió momentos de alegría, pero también de recuerdos dolorosos por los recientes sismos.
Y ese dejo de melancolía se dio en la ceremonia del Himno Nacional Mexicano, pues en ella se recordó los dolorosos hechos suscitados por los sismos del pasado 7 y 19 de septiembre. El Himno fue entonado por un coro de niños de Oaxaca y todos los asistentes no dudaron en secundarlo a todo pulmón, levantando el puño en señal de recuerdo de las víctimas y rescatistas de los sismos.
Una sensación de alegría y tristeza se entrelazó en ese preciso momento, pues el recuerdo por las víctimas aún es fresco y tiene demasiado sensible a la sociedad mexicana, pero esa misma sociedad sabe que la vida sigue, lo que quedó demostrado también con el desfile del Carnaval de Calaveras que se dio en la pista, previo a la carrera.
Decenas de calaveras desfilaron, enalteciendo la tradición del Día de Muertos, misma que ha sido bien acogida por la organización de la Fórmula 1. Los propios pilotos y los fans disfrutaron con el colorido de las flores de cempasúchitl, las calaveras de azúcar gigantes y las catrinas, que demostraron que esa tradición sigue en pie y es para todo el mundo.
Al final, tanto aficionados, equipos de Fórmula 1 y pilotos sabían que está edición del Gran Premio de México era especial, pues resaltó una costumbre muy mexicana: levantarse de la adversidad para disfrutar y vivir la vida.