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Sin chispa. El Madrid de Zidane sigue sumando victorias. Como en Getafe, como ante el Eibar el pasado domingo o este último jueves de octubre ante el Fuenlabrada. Pero su fútbol nos arranca pocas sonrisas. Hay algo de espíritu funcionarial en estos triunfos que te dejan un poco ploff. Son victorias sin gloria. Valiosas, por supuesto. Pero soy de los románticos a los que le gusta que el Madrid enamore con su juego y su desempeño. Esa asignatura está pendiente de aprobar en lo que va de curso, donde sólo sacamos pecho al salir a la calle tras conquistar la Supercopa de Europa ante el United de Mou y con las dos exhibiciones ante el Barça en la Supercopa de agosto (dos baños en el Camp Nou y el Bernabéu). Desde entonces, sólo un triunfo trabajado en Anoeta y el partidazo de Dortmund. Poco bagaje para el mejor equipo de Europa. Pero conociendo al maestro Zizou, fijo que los ciclos físicos del equipo están diseñados para llegar como una moto a abril y mayo, las fechas reservadas para consumar la soñada recolecta de los títulos. Así pues, paciencia.

Buen Fuenlabrada. Antes de nada quiero felicitar al Fuenlabrada. Equipo muy bien trabajado tácticamente (la labor de Antonio Calderón apunta hacia un ascenso a la Liga 1/2/3) y con una afición entusiasta que casi llena las nuevas gradas supletorias instaladas en el Fernando Torres para acoger esta cita histórica para esta ciudad del sur de Madrid. No tienen nada que reprocharse. Si acaso el excesivo ardor de Candela, que se autoexpulsó con dos acciones temerarias con Theo como objetivo. Perjudicó a su equipo.

Los penaltis. Cuesta dibujar tu victoria sobre un equipo de Segunda B con dos penaltis. Pero es que los dos eran. Los agarrones dentro del área (uno a Achraf y otro a Theo) deben castigarse sin mirar la categoría de los equipos. Iglesias Villanueva acierta en ambos casos. Y debo felicitarle al trencilla gallego porque mi memoria no alcanza a recordar cuando fue la última vez que al Madrid le concedieron dos penaltis. De hecho, en las nueve jornadas de Liga disputadas hasta la fecha no ha gozado de uno solo a favor...

Codina, ‘top’. El canterano del Madrid (estuvo aquí de 2002 a 2009) está en su segunda juventud a sus 35 años. Si no llega a ser por los penaltis habría salvado la taquilla del partido de vuelta. Firmó tres paradas para el recuerdo. Le sacó una mano prodigiosa a Marcos Llorente, tras un chutazo del nieto de Grosso que era gol sí o sí. También amargó la velada a Borja Mayoral con dos manos antológicas. Codina es top. Porterazo.

Vallejo, gafado. Cierto que la entrada que dio pie a su tarjeta roja fue temeraria al írsele el control del balón. Pero da rabia que el aragonés tenga tan mala suerte en su debut oficial de blanco. El central cuajó un partido sobrio y sin fisuras. Todo iba bien hasta esa entrada tardía que le privará de poder jugar el partido de vuelta en el Bernabéu. Ánimo, chaval. Tienes hechuras de gran central y los obstáculos te harán más fuerte.

Achraf, sobresaliente. El lateral marroquí se ha consolidado como una alternativa sólida y solvente a Carvajal, al que desde aquí mando un abrazo ahora que ya ve el final del túnel tras su molesta baja médica. Achraf se sacó de la manga la jugada del 0-1 y fue un cuchillo jamonero por su banda. También dejaron buen sabor de boca Ceballos (¡gran roulette) y Llorente. Ellos sí me sacaron una sonrisa.