El Tottenham ya sabe que así se puede

No tiene mucho sentido defender la valentía como arma de trabajo (y que todo es posible) y luego encerrarse en el más esperado de los escenarios. Pochettino les pidió a los suyos que salieran al Bernabéu a jugar como se les ha dicho desde el primer día: presionando arriba, queriendo el balón, mostrando personalidad, adelantando la línea defensiva. Sin apenas usar el balón largo. Ya al descanso se fueron los equipos con un empate justo y con la sensación de que los conjuntos ingleses, como se ha dicho ya, han dado un paso más esta temporada. Son cada vez más flexibles, más atrevidos, mejor organizados. Mejor entrenados, con mejores jugadores. Y este Tottenham no es un Manchester City, Chelsea o United millonario, sino que está construyéndose a base de ideas y trabajo.

Por eso reculaba con orden y se atrevía a construir desde atrás, generalmente bien. Y por eso, si salía mal, lo intentaba de nuevo porque es lo que les convierte en lo que son. Aurier y Sánchez triangulaban en la banda como si fueran Alves y Piqué, Winks se ofrecía y Eriksen buscaba el espacio entre líneas como si fueran centrocampistas españoles, y Llorente o Kane acompañaban la jugada como si se tratara de un conjunto de nuestra liga. Todo muy poco inglés. O será que debemos empezar a pensar diferente de sus propuestas futbolísticas. Lo que pasa es que el Madrid es el Madrid, y a menudo pasan cosas en el área contraria (una caída, un regate, una aparición por sorpresa). Pero nunca se sintió que controlaba el partido ni pudo poner una marcha más por respeto al rival. El Tottenham se fue a casa sabiendo que, sí, así se puede.