ATLÉTICO DE MADRID 1 - BARCELONA 1
Luis Suárez, uruguayo cazador
Suárez vuelve a marcar un tanto decisivo para el Barça a pesar de sus molestias en la rodilla. Celebración excesiva ante la grada del Wanda.
El viernes, antes de viajar a Madrid, en la conferencia de prensa previa al partido ante el Atlético se le preguntó a Ernesto Valverde por el estado de Luis Suárez. No era una pregunta gratuita. Catalunya Ràdio había desvelado días antes que el uruguayo había consultado a doctores ajenos al club para tratar de solucionar unos problemas en la rodilla que no le permitían rendir al máximo nivel. Los médicos del Barça le habían diagnosticado un quiste sinovial (una bolsa de líquido en la articulación de la rótula que le provocaba dolor y falta de flexibilidad). La trataron a base de drenajes, extrayendo líquido, pero el dolor seguía ahí. En el club le recomendaron un tratamiento conservador, desde fuera, al delantero le tentaron con una sencilla intervención. Dos semanas de baja
Ante este dilema, Valverde impuso la calma y aseguró el viernes que “Luis llega de marcar dos goles con su selección y si bien es cierto que arrastra molestias, contamos con él”.
El Barça echaba de menos al ‘uruguayo cazador’, como le bautizó en sus transmisiones de Catalunya Ràdio Joaquim Maria Puyal. Suárez andaba fino ante portería. Fallaba ocasiones y no afinaba ante el portero rival aunque su capacidad de lucha quedaba fuera de discusión. Pocos delanteros como Suárez dan tanta faena a su marcador como el uruguayo.
Había marcado un gol al Girona y otro ante el Eibar el uruguayo que se sentía incómodo desde que en el Bernabéu ante el Madrid jugando la Supercopa sufrió una torsión en la rodilla que degeneró en ese quiste. Pero la capacidad de Suárez para resistir el dolor está por encima de la media.
En el Wanda no estuvo fino en la primera parte en la que apenas creó peligro ante Oblak. Se dedicó más a fijar a los centrales y a bajar balones a Messi e Iniesta. Se fajó más que chutó.
En la segunda, cambió el panorama. Disparó por primera vez entre los tres palos y Oblak respondió con un despeje de puños. Cuando salió Deulofeu al campo hizo sufrir a Godín, al que se abrazó en el túnel de vestuarios en los prolegómenos del duelo y empezó a crear espacios. Le faltaba el remate definitivo, que encontró a centro de Sergi Roberto. Era el gol del empate. Un gol de delantero centro que celebró excesivamente. El uruguayo cazador ha vuelto.
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