Athletic Club, sin brillo frente al Hertha Berlín en Europa League
Gran primera parte y apuros en la segunda ante el Hertha. Herrerín tuvo mucho trabajo y fue el mejor. Las rotaciones esta vez encallaron.
El Athletic sigue sin perder, en un recorrido ya kilómetrico esta temporada, para estar en septiembre. Pero pese a avanzar con tanto partido, no acaba de despejar ciertas incógnitas. En el estreno de la fase de grupos, sacó un empate ante el Hertha de Berlín en dos partes tan opuestas como el blanco y el negro. La primera mitad fue un paseo militar vizcaíno y la segunda, un tormento con acento alemán. Un buen resultado que multiplica el favoritismo de los leones en el grupo, aunque el fútbol no fue para tirar cohetes.
Frente a empanadas de otras noches en visitas a equipos de menor rango (léase Sassuolo, Genk y APOEL), el Athletic estuvo alerta en el inicio y se encontró muy desahogado. Cogió el mando a distancia, se acomodó en un escenario majestuoso y, muy confortable, proyectó su fútbol. El escenario del estreno europeo del Athletic impone: el Olímpico que elevó la propaganda nazi, el escenario del cabezazo de Zidane y las gestas veloces de Owens y Bolt. Y parece que quería relucir en un escaparate tan escultural. Con solo un minuto y medio, Córdoba lanzó un balón largo y Aduriz descorchó la ofensiva con un balón que tapó Kraft. Un aviso de la avalancha que esperaba. Luego lo intentó Muniain.
Dardai se cabreaba en la banda. Sus jugadores estaban perdidos, no aprovechaban las bandas y se movían desordenados. De hecho, solo sacaron algo de punta con la estrategia y su único disparo en los 45 minutos iniciales fue en el último suspiro: se fue alto, un tiro que le llegó a Darida tras un mal despeje de Vesga.
El Hertha se tiró un tiempo casi sin pasar de medio campo, con las luces largas. Metido en 30 metros, dejó al rival filtrar pases, recorrer las bandas y encontrar el área sin presión alguna. Balenziaga y Lekue se expresaban casi como extremos, corrían libres como gacelas y hasta podían hacer alguna expedición por las pistas azules de atletismo del Olímpico. Metió un ritmo cansino, plomizo que acabó durmiendo al propio Athletic.
El Athletic se vio tan superior que tras el descanso el paisaje le desconcertó. Porque el Hertha salió a jugar a algo diferente. Sí compitió en el segundo tiempo como un digno representante de la Bundesliga. Desatornilló un poco las líneas, abrió los diques y empezó a aventurarse hacia Herrerín. El Athletic dejó de coser el fútbol con las puntadas de la primera parte y se encomendó a su portero. ¿Se cambiaron las camisetas en vestuarios?
Ziganda movió la coctelera. No le quedaba más remedio. Puso a Raúl García para desatar algo de nervio en la mediapunta, y Muniain se fue a la izquierda. Kalou, el jugador Raúl García al margen con más caché sobre el verde de Berlín por su pasado como campeón europeo con el Chelsea, abusó de Lekue en un recorte y luego se movió en el área ante cuatro defensas aturdidos. Luego Laporte cometió un posible penalti sobre Darida y una prolongación sobre la carrera a Haraguchi obligó a un gran esfuerzo de Laporte para colaborar con Herrerín y taponar la acción. La rotación esta vez no sonrió a Ziganda.
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