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El Madrid sí tiene nueve y una lección para los llorones arbitrales

México

Zidane, sincero. El técnico ya reconoce abiertamente que el Madrid podría haber necesitado otro nueve tras las salidas de Morata y Mariano y éste nunca llegó. Está claro que el presidente Florentino no se atrevió a echar un pulso por Mbappé y el director deportivo Pérez no calculó los riesgos de sanciones y lesiones. A lo hecho, pecho. Cristiano será el nueve del Madrid y seguro que responderá a golazo limpio. Buena oportunidad para ver de qué pasta está hecho Borja Mayoral. Los mejores canteranos suelen surgir de la necesidad. Un problema pasajero que siempre podrá subsanarse en el mercado invernal.

El ceño fruncido de Cristiano. Para un icono como CR, la divulgación de su declaración en el juzgado de Pozuelo de Alarcón debe ser difícil de sobrellevar. Más allá de su tono desmedido o de su palpable indignación, resultó chocante ver al portugués acorralado y, por momentos, vulnerable. Ya es una evidencia que pensó marcharse a Inglaterra, como lo es que este nuevo episodio le volverá a torcer el gesto de nuevo fuera del terreno de juego. Mala cosa cuando sólo se es feliz jugando.

El dilema Bale. El galés confesó que quiere disfrutar con el fútbol y no volver a lesionarse. Por primera vez, no descarta “hacer un Neymar”, como si el madridismo fuese a lamentar su ausencia. Gareth sólo puede volver a ser un jugador deslumbrante, si juega con espacios. En el Madrid de Modric, Kroos, Isco y Asensio, el balón circula rápido y preciso y se corre para recuperarlo cuando se pierde. Justo, los dos puntos en los que Bale menos destaca.

El discurso de un grande. Tras su exhibición en el Bernabéu, el portero del Levante, Raúl Fernández, dio una lección magistral en el micrófono de Ricardo Rosety. Cuando fue preguntado por la posible falta de Ramos en el gol de Lucas Vázquez, el granota explicó: “Sergio siempre entra como un animal. Pararlo es muy complicado. Es más culpa nuestra, mía por no haber colocado bien al de la corta o no intentar salir. No hay nada que reclamar. Llevamos dos goles recibidos en córner y hay que mejorar”. Un ejercicio de autocrítica del portero de un equipo recién ascendido, que debería sonrojar a los que buscan coartadas en los árbitros. Por cierto, los colegiados no se han equivocado más que lo han hecho Benzema o Bale en los dos últimos partidos.