Ni Neymar ni Iker; tocó Wembley
Me gustó todo. El sorteo, la elección de Cristiano como mejor jugador UEFA del año, de Ramos como mejor defensa y de Modric como mejor centrocampista. Casi al copo el equipo que se ha llevado tres de las últimas cuatro Orejonas. Por eso, a los madridistas no les preocupaba el sorteo como en otras ocasiones. No por prepotencia o petulancia, sino porque el acorazado de Zidane es consciente de que parte como el equipo a batir. No les voy a negar que a los madridistas nos daba más morbo cruzarnos con el United de Mourinho, el Oporto de Casillas (la opción que más me apetecía), el City de Guardiola y Danilo o el PSG de Neymar, el motivador emocional del Motín del Instagram. Una pena.
Hay que conformarse con el Borussia Dortmund. El duelo de la marmota. Otra vez. Otro año más. De nuevo Aubameyang y el reportaje con su abuelo de El Barraco (Ávila). Otra vez el Muro Amarillo y su mitología escénica. Al menos, será un placer enfrentarse a Bartra, otro juguete roto de La Masia despreciado por el Barça. Y si los culés fichan a Dembélé, pues se agradecerá que nos quiten problemas para la fase de grupos...
Al menos, lo mejor del sorteo fue el cruce con el Tottenham de Pochettino. Un gran rival que, además, jugará ante el campeón de Europa en Wembley al estar en obras el nuevo estadio. Estrenarse en Wembley es una gozada. El mejor escenario para el mejor equipo de todos los tiempos. Los Spurs son un rival digno, con Kane como gran artillero arriba y Dele Alli, un jugón con mucho arte y buen gusto. Y lo del APOEL ya lo conocemos. Público caliente en Chipre y fierecilla domada en el Bernabéu. Definitivamente, fue una buena tarde para el Madrid. Se acumulan las buenas noticias, señores.
