W Deportes
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LA RUTA DEL TOUR

El Col de Menté tumbó a Ocaña: "No podíamos frenar"

Merckx se salió en una curva. Se levantó y continuó. El español se cayó después. Cuando se iba a reincorporar, Zoetemelk le arrolló desbocado.

El Col de Menté tumbó a Ocaña: "No podíamos frenar"

El pelotón del Tour subirá hoy el Col de Menté desde Pont de l’Oule y lo bajará por su vertiente de Saint Béat. En torno a los 3,5 kilómetros del descenso se topará con una pequeña placa de recuerdo a Luis Ocaña, en la misma curva donde el entonces maillot amarillo se cayó en 1971 cuando tenía la carrera en el bolsillo. Sacaba 7:23 a Eddy Merckx. Nadie había puesto antes al belga en tantos apuros. Era un de 12 julio. Ayer se cumplieron 46 años.

Merckx exprimía una de sus últimas ocasiones de doblegar a Ocaña. De repente, se desató una tormenta. Rayos, truenos, lluvia, granizo. El belga atacó en la ascensión, pero el español resistía. Coronaron juntos.

El agua dificultaba las frenadas, los ciclistas bajaban con los pies fuera de los pedales. El descenso era una pista de patinaje. Merckx fue el primero en salirse en esa curva. Se levantó y continuó. Ocaña se cayó después, se golpeó contra una piedra, pero fue capaz de reincorporarse. Entonces llegó Joop Zoetemelk, desbocado. Hizo un recto y se llevó por delante a Ocaña. Detrás venían Agostinho, López Carril, Thévenet... Se formó una montonera. Pero Ocaña fue el único que no se pudo levantar. Fue evacuado en helicóptero a la clínica Berges, en Saint Gaudes. Una hora después de su ingreso, cuando fue consciente de todo, rompió a llorar. No tenía nada roto, pero el Tour se había esfumado.

Eddy Merckx no quiso enfundarse aquel maillot amarillo. El jurado se lo permitió por “el carácter caballeresco del gesto”. Tres días después, la etapa partía de Mont de Marsan. El ‘Caníbal’ aprovechó para visitar a su rival y ofrecerle simbólicamente la prenda. Al conquense se le criticó que se cebara tanto con el belga cuando disponía de una ventaja tan amplia. “No me cebé, simplemente no podíamos frenar”, argumentó siempre Luis Ocaña.