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Triunfo copero en la final del 73 ante Del Bosque

MéxicoActualizado a

EI Athletic no es de los que van llorar desconsoladamente cuando el Vicente Calderón vaya cayendo a golpe de la maquinaria de demolición. Porque sobre esas cenizas se agolparán pocos recuerdos positivos. La última huella que ha dejado en el estadio colchonero es un resumen perfecto de su paso por el sucesor del Metropolitano (estuvo también en el adiós de éste en mayo de 1966): fue el pasado 21 de mayo, en la última jornada de la reciente Liga. El Atlético echaba el telón sin nada en juego (a partir de ahí sólo quedaría la final de Copa) y para el Athletic era una cita vital para entrar en Europa sin tener que depender del Alavés. Pues bien, recibió un 3-1, prolongación de la maldición que le ha acompañado en la era Simeone (no ha ganado a orillas del Manzanares desde el 30 de enero de 2011, con un doblete de Toquero ante el Atleti de Quique Flores. Es el equipo que más partidos ha perdido en el estadio colchonero (39, 33 en Liga) y el tercero más goleado (105 tantos entre todas las competiciones).

Más sangrante fue la final de Copa de 2012, cuando el Barça metió el 3-0 definitivo en 24 minutos a un equipo dirigido por Bielsa. Y la tercera amargura data de 1977, en otra final copera, decidida por penaltis. Los errores de Dani, Villar y, en última instancia, Iribar la decantaron. “Tenía tanto respeto a Iribar que le pedí perdón cuando detuve su penalti”, relató Esnaola.

Al menos la racha se rompió con una alegría que ante tanta amargura aún despierta más vigencia: la final del 29 de junio de 1973, con el Castellón como rival. Anton Arieta adelantó a los bilbaínos al filo de la media hora y Zubiaga reforzó la ventaja en el minuto nueve de la segunda parte con el definitivo 2-0 ante un rival en cuyas filas estaban Vicente del Bosque y Planelles, cedidos por el Madrid.

Pavic dirigía a un gran equipo, con los hermanos Rojo, Iribar, Fidel Uriarte, Villar, Gisasola, Sáez... “Cuando llegábamos a casa, los aficionados nos bajaron del autobús y nos subieron a un camión para pasar por todos los pueblos de Bizkaia. Fue como una Gabarra terrestre”, expone Carlos, delantero legendario que actuó 16 minutos aquella tarde. Desde entonces solo se ha levantado otra Copa del Rey, en el 84 en el Bernabéu.