"Con salud y trabajo, vas al fin del mundo"
Melchor González sigue a la Selección Mexicana a toda competencia internacional desde el Mundial de 1986. Emigró a Estados Unidos a los 18 años de edad.
Una bandera mexicana con la palabra 'Michoacán', en negro sobre la parte superior, le acompaña como capa, como protector solar, como paraguas, como un pedazo de casa, como un recolector de memorias. Melchor González no ha dejado de seguir a la Selección desde el Mundial de 1986. Desde entonces, siete Mundiales tras la pista del Tri. Copa América, Copa Confederaciones, Copa Oro, eliminatorias de Conocacaf. Siempre ahí, siempre fiel. "A donde vayan. Es mi pasión. Para esto trabajo".
Michoacano, de Tuxpan, emigró a Estados Unidos a los 18 años. Cruzó el Río Bravo y se adentró en el desierto. Aprendió a identificar el cascabeleo de las serpientes y caminó por ocho días, entre matorrales y la arena incadescente, hasta llegar a San Antonio, donde se empleó en un rancho. Hoy, 'El siete Copas', uno de sus motes que declama orgulloso, trabaja en Houston como chofer que lleva los alimentos a los vuelos de United Airlines; lleva 19 años trabajando para la aerolínea, que le facilita, por antiguedad, viajes en primera clase y descuentos en hoteles alrededor del mundo. La encarnación del sueño americano. "Salí para hacerme de una mejor vida, porque en México no alcanzaba. Ahora, conozco más (lugares del mundo) que muchos. Es el ejemplo de que sí puedes salir adelante. El mexicano es muy frío con los suto, ven que uno sobresale y lo quieren empinar. Pero con salud y trabajo, vas al fin del mundo", dice mientras, sudoroso, jubiloso, desciende desde el Kremlin hasta el hotel de concentración de la Selección Mexicana, donde espera una fotografía junto a su paísano, Rafael Márquez: "Ya me reconoce. Ayer (en el Kazán Arena) me saludó a lo lejos".
A Melchor González lo acompaña Miguel Ángel Salcedo, de Coahuila, quien tomó la ruta Saltillo-México-Madrid-Moscú-Kazán para llegar al partido del domingo. Él solo ha asistido a un Mundial, el de Brasil 2014, y no duda en unirse a González en sus periplos alrededor del mundo. "A ver si me le ando pegando". Niguno de los dos irá a Sochi, porque la escala en Moscú y el largo viaje en tren (dos días) dificulta el traslado. En cambio, planean asistir al Alemania-Chile del próximo jueves en Kazán.
Melchor González, quien empezó como empacador en la Comercial Mexicana, fue carpinetero, cruzó a nado el Río Bravo y deambuló por el desierto de Texas, es hoy, 30 años después de la aventura, uno de los aficionados incondicionales de la Selección Mexicana. Si un Mundial es en Mongolia, él estará allí: "A donde tenga que ir a echar el grito".
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