Carreño abandona y Nadal se las verá con Thiem en semifinales

A Rafa Nadal se le abren hasta los cielos en Roland Garros. En un día desapacible, incómodo por el viento y por la amenaza de lluvia, al nueve veces campeón del torneo no le hizo falta jugar todo el partido contra su compatriota y amigo Pablo Carreño para avanzar por décima vez a semifinales y sumar su victoria número 100 en partidos jugados en tierra al mejor de cinco sets. Desgraciadamente, el gijonés tuvo que retirarse 51 minutos después del comienzo del duelo por una lesión abdominal. Nadal mandaba por 6-2 y 2-0. Un tirón al ejecutar un saque en el octavo juego del encuentro dejó a Carreño sin opciones de pelar por conseguir lo imposible, ganar al balear en París. Ningún español lo ha logrado aún en 14 enfrentamientos.

Tras ese percance, el asturiano pidió asistencia médica y se fue al vestuario para ser tratado. En unos diez minutos, mientras Nadal trataba de no enfriarse en la Philippe Chatrier, Carreño volvió con un vendaje en el músculo abdominal izquierdo. Trató de competir, pero en el segundo juego de la segunda manga se resintió al hacer un remate que se le fue fuera. Después de soltar un grito desgarrador, mezcla de dolor y de rabia, claudicó y firmó el armisticio.

Carreño, que tuvo el mérito de llevar la iniciativa en ocasiones y de hacerle a la bestia dos breaks, llevaba 11 horas y 43 minutos en pista y su rival, 7 y 53. Casi cuatro de diferencia. El último partido del gijonés había sido una batalla a muerte contra Milos Raonic, resuelta en cinco sets; y el de Manacorí, un paseo en tres mangas ante Roberto Bautista. Es la ventaja ser casi invencible sobre la arcilla parisina.

Nadal revienta rivales —ya lo hizo en Roma contra Nicolás Almagro— y se enfrentará en semifinales a Dominic Thiem, que ya derrotó al español precisamente en los cuartos de Masters 1.000 italiano. El joven austriaco, que arrasó a Djokovic en tres sets, será el penúltimo obstáculo entre el número cuatro del mundo y la Décima.