El orgullo y la esencia celtiña
Dos momentos se quedarán en la memoria. El orgullo celtiña de caer respetando la esencia. Y el alivio en Old Trafford por haber llegado a la final ignorado la esencia. O lo que es lo mismo: el Celta con casi todos los hombres delante del balón. Y en el United, Rooney buscando el córner para perder tiempo. Solo uno jugó como un grande, pero solo uno puede ganar. Por eso es importante el camino. El partido dio para pensar: ¿los del United son tan malos porque lo son, o parecen malos porque les han quitado lo que les hizo futbolistas; es decir, las ganas de jugar con el balón, acariciarlo, acompañarlo, conversar con él?
Sin balón, lo suyo es una profesión, no un juego, cuesta más gozar. El Celta dio en el mayor de los escenarios la respuesta: todos parecieron mejores porque se les ha pedido, dentro de un liderazgo positivo, que disfruten la pelota. El viaje a casa se hizo con la cabeza alta..