El Bernabéu y Europa se necesitan
A las siete de la tarde ha quedado citada la afición alrededor del Bernabéu para recibir al equipo como si fuesen las Legiones triunfales de Roma. Es la manera de empezar a ganar esta apasionante eliminatoria con el Bayern. Querido y viejo enemigo. Otra vez se cruzan nuestros caminos con los orgullosos bávaros, que han unido a su genética ganadora la sabiduría y la mano serena de Ancelotti.
Es bueno que la afición se vuelque en la llegada al estadio de los pupilos de Zidane para que entiendan desde el minuto 1 que el trabajo está todavía por hacer. Con el Bayern no hay confianza que valga ni resultado que invite a instalarse relajadamente en el optimismo. Claro que el Madrid parte con una solvente ventaja gracias al 1-2 del Allianz, pero estando Lewandowski y Vidal sobre el campo es evidente que ellos van a salir a morir.
Como si fuese 0-0
Por eso aconsejo humildemente a nuestros jabatos que salten al sagrado césped del Bernabéu como si la eliminatoria empezase ahora. Es mejor salir con mentalidad ganadora, sin especular y con un impulso añadido por esa afición que en las noches europeas lleva en volandas a cualquiera. Ya sé que no hay nada que remontar y que eso en el fondo es lo que nos gusta a los madridistas, pero también es gozoso saber manejar con arte una ventaja cocinada en Múnich para apuntillar a Neuer y compañía al menor descuido que tengan en su diezmada defensa.
No hay que salir pensando en empatar ni en nada por el estilo. Si se les vuelve a tumbar, mejor que mejor. El Bernabéu merece vivir una noche de gloria. Y eso pasa por noquear al Bayern sin piedad. ¡Hala Madrid!