LEICESTER - ATLÉTICO DE MADRID
Vardy: fibra de carbono, hamburguesas y goles
El ariete del Leicester no fue profesional hasta los 25, le rechazaron por bajito, trabajaba en una fábrica, se alimentaba de hamburguesas. Su historia, historión.
Si la historia de Jamie Vardy fuera ficticia, se diría que no habría por dónde agarrarla. Pero en realidad su ascensión en tres años desde la séptima categoría a la Premier es similar a la de otras grandes estrellas, pero de otra época. John Barnes, Ian Wright, Stuart Pearce, Les Ferdinand o Chris Waddle, que llegaron a la cumbre en los 80 o principios de los 90, no empezaron sus carreras en academias de grandes conjuntos ingleses, sino en campos de césped irregular y con gradas escasas de clubes amateurs.
A Vardy se le dijo de pequeño que era demasiado bajito y la cantera del Sheffield Wednesday le cerró las puertas a un camino más tradicional hacia la profesionalización, así que acabó dando sus primeros pasos de fútbol adulto en el Stocksbridge Park Steels, un club situado entre las montañas del Peak District y la ciudad industrial de Sheffield, por aquel entonces en la Norther Premier League. El estadio, uno de cuyos goles es un barranco, puede albergar 3.500 personas pero raramente se llena; hoy, tras siete años allí, una grada lleva su nombre.
El delantero, que siempre goleó, cobraba 40 euros por encuentro y combinaba los dos entrenamientos semanales y el partido con su trabajo en una fábrica de fibra de carbono. Acababa su turno de 12 horas y se paraba en una estación de servicio para comer una hamburguesa, su principal fuente de nutrición.
Con 20 años tuvo que jugar con una tobillera electrónica por haberse visto involucrado en una pelea callejera. Estaba obligado a permanecer en casa a partir de las 18:00, con lo que durante seis meses era sustituido a la hora de partido para no saltarse el toque de queda.
Nunca dejó de marcar y el Halifax en el 2010 y el Fleetwood en el 2011, todavía por debajo de las primeras cinco divisiones profesionales, apostaron por él. Aunque por su cabeza se pasó dejar el fútbol. Pero el Leicester City, en segunda, pagó en 2012, con 25 años, casi dos millones de euros, un récord para un amateur. El resto de la historia (ganó la liga tras marcar 24 goles, fue internacional en mayo de 2015, casi le ficha el Arsenal) es ya más conocida, pero no por ello menos extraordinaria.
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