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Elogio del futbolista Messi

México

El fútbol se resuelve en instantes que devuelven la sonrisa al aficionado y desatan en éste las más insospechadas pasiones. Una de ellas es la de la burla. La tristeza dura más. Si tu equipo resulta herido eres tú quien sufre. Reírse de este sufrimiento es uno de los defectos más acendrados de tus adversarios. Sería estúpido pensar que al contrario no sucedería lo mismo. ¿Dejará de ser así alguna vez? Lo dudo.

Dicho esto, déjenme decir algo sobre el mayor de los afectados por el derrumbe azulgrana, Lionel Messi. Y permítanme recordar los versos de Kipling sobre el triunfo y la derrota. Si algunos de los balones que manejó el argentino se hubieran colado en la portería de la Juventus hoy estaríamos hablando de otra cosa. Y si ese penalti… Pero dejémoslo estar. Déjenme hablar de Messi.

Desde la incertidumbre de su salud y de su estatura, lo recriaron Rijkaard y Guardiola, se inspiró en Cruyff y para los que somos viejos tiene de Kubala la habilidad de jugar sin miedo a los cuerpos ajenos. La suya es la virtud del malabarismo útil, virtud que agranda en eficacia lo que inventó Ronaldinho. Soy aficionado al fútbol y al Barça por algunas de esas virtudes del pasado; el presente es Messi y a él le debemos los barcelonistas grandes alegrías. Si eso no persiste yo sería una persona menos feliz. Ahora a esas épocas me retrotrae don Luis Suárez cuando habla en Carrusel. Quiero apreciar que su respeto por Messi, cuando no es óptimo su juego, se debe a la misma raíz de la que viene mi homenaje al extraordinario muchacho de Rosario.

Su trabajo sustenta dos trayectorias, la suya y la de Cristiano Ronaldo. Pues su contribución a LaLiga es paralela a la del genio eficaz del portugués. Ignorar esto es olvidarse del fútbol de esta etapa, marcado por los dos. Messi es malabar, Cristiano es físico. Son tan desiguales entre sí como imprescindibles para entenderlos a cada uno. Acaso se respetan más que los que respetan a uno y a otro en los campos respectivamente contrarios. Que a Messi le vaya bien en la vida es bueno para el fútbol, y lo es también que le vaya bien a Cristiano. Si Messi no existiera Cristiano tendría que haberlo inventado: es su espejo. Regatear a Messi es casi imposible. Regatearle méritos es mezquino. Como regateárselos a Cristiano. Si no coexistieran estaríamos hablando de un fútbol peor.

Pero los aficionados somos así, de la Juventus o del Bayern cuando queremos matar al contrario. Maldita pasión inevitable.