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¿Dónde vas Fernando Alonso?

MéxicoActualizado a

La bella muchacha árabe, ojos negros, pelo rizado, mirada melancólica, olor a ámbar y aloe como un poema de Al-Mutanabbi esperaba con gesto cansado en la salida de viajeros del aeropuerto internacional de Bahrain. 'Fernando Alonso', ponía en el cartel que portaba entre sus manos decoradas de henna. La Fórmula 1 esperaba a su piloto popular según encuestas de importantes sites internacionales. Hace poco me dijo una compañera encontrada por los mundos chinos, que siempre digo que Alonso es el mejor. Y tiene razón. A veces una verdad mil veces repetida termina por no parecer verdad. Y no lo necesita este astur universal, como tampoco necesita él reivindicarse después de cada carrera diciendo que ha sido su mejor carrera y todo eso. Ya todo el mundo sabe quien es Alonso. Todos. Y todas, que dirían ellos y ellas.

Otra cosa es si sabemos a donde va. ¿Dónde vas Fernando Alonso? preguntamos como en su día preguntó Amadori de un rey. Quizá ni él sabe la respuesta. Pero me atrevería a decir, conociéndole lo poquito que le conozco, es decir casi nada, que va allá donde le encuentre la felicidad y para él esa palabra utópica es igual a diversión. Así de sencillo. Allá donde la mayoría trabajan para sobrevivir unos pocos elegidos por la suerte y el talento eligen donde ir atrapados por la droga del placer como ese actor porno que solo quiere trabajar con determinadas actrices. Y Alonso va, de momento a Indianápolis porque ha podido hacerlo, como intentó ir a Le Mans y no pudo en su día pero acabará marchando para allá a ver como es eso de conducir de noche a mil por hora entre las colinas francesas con los frenos en rojo o quizá algún día le llame el desierto del Dakar, eso ya no lo se, ayer lo negaba con el dedo entre sonrisas. Lo que no me atrevo a decir es si también seguirá intentando su tercer título de Fórmula 1. Alonso sabe, quizá mejor que nadie, lo que es este deporte, hasta dónde llega el talento y dónde está todo lo demás. Y aunque ama la F1… quizá esta competición de locos que se permite la licencia de no verlo en Mónaco se quede en un futuro no muy lejano, con un cartel entre las manos con su nombre. Esperando…