Este duelo entre el Villarreal y el Espanyol no tiene nada que ver con el de la primera vuelta (sigue el duelo en directo en AS.com). En aquel 0-0 de octubre el equipo de Escribá, pese a ser cuarto, aún arrastraba demasiados achaques tras la rara salida de Marcelino y todavía lucía las heridas del chasco de la Champions. Ahora, pese a que es séptimo y cayó de mala manera ante el Roma, tiene un estilo y da síntomas de entereza. Pero el que más ha cambiado desde entonces ha sido el conjunto perico. Hace cinco meses era penúltimo y el proyecto de Chen Yansheng andaba atascado. Ahora, vuela. Por eso estamos ante un duelo directo en la lucha por Europa.
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Tanto Quique como Escribá, tándem triunfal que inició el regreso del Atlético a la gloria, disfrutan de una situación privilegiada, aunque tienen sus urgencias. El Espanyol está ante la oportunidad de pensar en grande de manera definitiva: a seis puntos del Submarino en la lucha por colarse entre los elegidos, que a falta de lo que pase en la Copa, es la frontera hacia el éxito. Perder puede ser un tren perdido, pero Quique al menos cuenta con otros dos años de contrato. Escribá lo tiene peor. Acaba este curso. Y sólo optaría a renovarlo si logra el objetivo.
Escribá tocará su once, pese a la alegría de Pamplona. Vuelven Mario y Bruno, mástil y bandera, y sería un pecado no hacerles hueco. La única duda es si exprimir a Soldado, recién recuperado, o confiar en Borré, el renacido. Quique confiará en Javi López tras su notable en Vigo, repetirá el plan de solidez, equilibrio y se aferrará a la pareja Gerard-Piatti, que está en un gran momento: lleva ya 18 goles. Duro examen para el equipo menos goleado.
