La venta del Milán al consorcio chino Sino-Europe Sports (SES) que debía cerrarse este viernes por un importe de 740 millones de euros ha sufrido un frenazo tras la retirada de uno de los inversores asiáticos del holding y los problemas del resto de accionistas para sacar fondos de los bancos de Pekín. La venta del club está cerrada desde agosto y Berlusconi ya ha cobrado 200 millones de euros a cuenta. Si los chinos se echan atrás perderán esa cantidad. Además, el exprimer ministro italiano les pidió anoche que aporten otros cien millones a fondo perdido si quieren ampliar el plazo para depositar el resto del dinero de la compra. Berlusconi, además, ha fijado el 31 de marzo como tope. Los chinos pueden perder 300 millones si no pagan lo que deben antes de final de mes. Los motivos por los que ha complicado la venta son curiosos. El Holding SES, del que es parte el propio Gobierno de China a través del fondo Haxia Capital, se tomó con ilusión la compra del Milán. Tanto que firmó pagar la mayor cantidad invertida hasta ahora por China en los clubes europeos en los que ha inyectado capital. Todo iba de maravilla hasta el Día de los Enamorados... El 14 de febrero, el líder espiritual del budismo tibetano visitó Italia y pasó por Milán. Allí fue recibido con honores, se le hizo ciudadano ejemplar y se le entregaron las llaves de la ciudad por parte de su alcalde, Giuliano Pisapia, en la Piazza del Duomo. El recibimiento al Dalai Lama sentó como una patada en el estómago al Partido Comunista de China (PCCh), que mantiene un conflicto histórico con el Tíbet y con su líder, el Dalai. La embajada de China en Roma hizo una protesta formal por esta visita y la bienvenida azzurri al Dalai Lama: “Se han herido gravemente los sentimientos del pueblo chino, lo que sin duda tendrá un impacto negativo en las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países”. A partir de ese momento, China dejó de apoyar al Holding SES, que ya ha pagado 200 millones a fondo perdido. Ahora sus accionistas tratan de reunir el dinero con lo que tienen guardado en las Islas Vírgenes Británicas, algo que tampoco ha gustado en el PCCh.