Ojo, que estos visten de amarillo
Lo de las cuestiones cromáticas relacionadas con el mal fario empecé a tomármelo en serio en la primera vuelta de esta Liga. Recuerden que cuando el triunfal Madrid de Zidane se enfrentó al Villarreal en el Bernabéu acababa de igualar el récord de triunfos consecutivos en el campeonato, que hasta ese momento tenía en solitario el Barça de Guardiola con 16. Esa noche todos nos frotábamos las manos imaginando el triunfo seguro sobre el Submarino Amarillo para que el récord se lo quedase en solitario el Madrid. Pero entre un penalti de Ramos y una actuación soberbia de Asenjo todo quedó en un simple reparto de puntos. Que el Villarreal vistiera de amarillo no fue relevante hasta que en la siguiente jornada se repitió la gafancia cromática con otro rival de idéntico color: Las Palmas (2-2).
También por aquellos días se produjo un nuevo empate ante un yellow team, esta vez ante el Borussia Dortmund en la Champions (2-2). Viene todo esto a cuento para recordar que el Villarreal es un equipo que históricamente al Madrid siempre le ha dado guerra. De hecho, la derrota sufrida en el entonces llamado El Madrigal, en diciembre de 2015 (1-0), fue la que de verdad le costó la cabeza a Rafa Benítez. El propio Zidane también recordará cómo el equipo construido por Fernando Roig le aguó su despedida futbolística del Bernabéu con un partido que acabó 3-3 allá por el año 2006. Pero el Madrid no tiene margen de error tras el fiasco de Mestalla. Ese error sólo se subsana ganando sí o sí esta noche en el Estadio de la Cerámica. Confío en la reacción del líder. No se puede fallar.