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Gareth cuidó su Fórmula 1 para volver como se fue

Por lo visto el artículo en el que conté que Gareth Bale iba a estar fuera hasta abril está colgado en el vestuario del Real Madrid. Si es verdad, gusta saber que costumbres antiguas siguen presentes: los diarios han servido también para motivar. Lógicamente, como todo lo que se publica, venía de fuentes fiables (de su entorno para ser más concretos) que se han sorprendido de su recuperación. Bale, cuentan sus íntimos esta semana, cambió el chip desde el primer día de su lesión. Se trataba de recuperarse cuanto antes siguiendo al pie de la letra lo que le propusiera el doctor y los preparadores físicos. El galés siente una devoción absoluta por su cuerpo, al que le dedica la mayor de las atenciones. Es su tesoro: nación con unas capacidades naturales extraordinarias y maneja su preparación con la dedicación y el detalle de un coche de Fórmula 1. Fue una pena verse fuera cuando se encontraba tan fino, pero Bale es de los que mira adelante y ve cosas positivas en todo lo que ocurre (como decía Cruyff, cada desventaja tiene su ventaja). Vuelve fresco, con ganas, y se siente respetado por el grupo y la grada.

Y reaparece justo cuando las largas conversaciones que Zidane ha tenido con Cristiano (acompañados a veces por Sergio Ramos) empiezan a funcionar. El portugués había reducido su área de influencia porque su cuerpo le pone límites. Ahora, tras reflexionar sobre su evolución, empieza a usar otros recursos para hacer daño: corre más hacia atrás, se muestra más generoso, busca el pase... Justo lo que podría ayudar a Bale a crecer. El galés quiere ser el mejor de todos, así que no se conforma sólo con volver. Ahora quiere conquistar el mundo.