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El Salón de la Fama recibe a tres nuevos miembros

Tim Raines, Jeff Bagwell e Iván Rodríguez lograron los votos necesarios para entrar en Cooperstown, pero hay mucho más que contar.

Ivan "Pudge" Rodriguez, Jeff Bagwell (foto) y Tim Raines son los nuevos miembros del Hall of Fame del béisbol.
JONATHAN DANIELAFP

El Hall of Fame de las Grandes Ligas es el lugar donde las grandes leyendas del béisbol se dan cita para celebrar las grandiosas trayectorias que se han dado en sus respectivas carreras deportivas. Al mismo tiempo, también se trata de un museo que recoge la Historia del pasatiempo nacional en este caso, con las luces y sombras que han podido ocurrir a lo largo del tiempo.

Y en este sentido, la promoción 2017 ha hecho un buen trabajo, no el mejor, pero sí uno razonable a la hora de recoger los claroscuros que pasaron en este deporte desde los años 80 hasta 2011, que fue el último año en activo para uno de los escogidos.

Tim Raines, Jeff Bagwell e Iván Rodríguez son los tres nuevos miembros para Cooperstown, y es momento de celebrar el legado de tres enormes jugadores que formaron parte de la élite durante su etapa en las Mayores.

Tal como reflejó Carlos Parra a modo de previa de la promoción 2017, sus méritos fueron inmensos y tanto en el caso de Raines (10º año) como de Bagwell (7ª vez), la cuestión no es el hecho de que entraran en el Hall of Fame, sino que tardaran tanto en hacerlo.

Sin embargo, hay un aspecto que hay que tener en cuenta. Jeff Bagwell y ‘Pudge’ Rodríguez se habían visto condicionados por las sospechas que les relacionaban con el uso de sustancias dopantes, sin que existiera prueba alguna (documental o positivo en control antidoping) más allá del testimonio de José Canseco, que en su libro autobiográfico señaló al boricua, al igual que otros compañeros suyos en su etapa en Texas como Rafael Palmeiro y con la poca afortunada defensa de “Sólo Dios lo sabe” sobre su uso o no que hizo el catcher en una entrevista allá por 2009.

En el caso de Bagwell, la única sospecha que hay es que se había convertido en una persona excesivamente musculada y ahí acaban las sospechas, más allá que hay que señalar un antes y un después del establecimiento de un control antidopaje que se inició en 2004 y que hay que tomar como referencia.

El fracaso de un modelo

Y si queríamos un Hall of Fame puro y cristalino, uno en el que no hubiese nadie que no hubiese sido bendecido por la Providencia o cualquier otro aspecto espiritual, el fracaso es absoluto porque ya hay jugadores que no podríamos confundir con el buenismo o que pueden estar relacionados con era oscura de los esteroides, de la que no sabemos quién hizo mucho, poco o nada. A eso nos tenemos que limitar, sin contar con la siempre socorrida excusa de la integridad, que es la vía de escape ideal para saldar cuentas pendientes con aquel que no te caía simpático durante la etapa que te tocó cubrir el deporte.

No, en el Hall of Fame ya hay jugadores profundamente despreciables por su racismo, tramposos que se han vanagloriado de sus métodos en libros publicados y puede que ya estén leyendas que han utilizado sustancias dopantes, sin contar las greenies (anfetaminas) que tan populares se hicieron en los 60 y 70.

Diablos, si hasta Tim Raines confesó en los juicios de Pittsburgh en 1986 que llevaba un gramo de cocaína en el bolsillo y que se lanzaba de cabeza en su prodigioso arte del robo de base para que no se lo rompiera el vial que llevaba en el bolsillo trasero de su uniforme (y que utilizaba para esnifar durante algún momento de los partidos).

No, el Hall of Fame del béisbol no puede ser sinónimo de pureza. Las grandes leyendas están llenas de defectos (como todos) y lo que se celebra es su trayectoria sobre los terrenos de juego. Por eso no se entiende que Curt Schilling haya perdido respaldos en los últimos tiempos, descontando tuits y opiniones muy poco afortunadas, pero que nada tendrían que ver con su fantástica carrera en los diamantes.

Nuevos tiempos para el Hall of Fame

Es por ese motivo que los casos de Roger Clemens y Barry Bonds están ganando un respaldo mayor, un 54.1% y 53.8% respectivamente, por la marcha de periodistas que no han seguido involucrados con el día a día del béisbol y que eran los más firmes campeones de la integridad. Las nuevas generaciones les ven con perspectiva, como hijos de una era determinada, y es un auténtico despropósito hacer como si uno de los mejores pitchers y uno de los bateadores más dominantes de la historia jamás hubiesen jugado en las Grandes Ligas.

Hay que contar toda la verdad y así habrá que hacerlo en sus placas cuando llegue el momento, que parece que ocurrirá con este impulso que se está produciendo año tras año.

Rozando la gloria

Resulta desconcertante que un enorme closer como Trevor Hoffman se haya quedado a las puertas de la inmortalidad, a cinco votos de lograrlo, y que ha sido víctima (como muchos otros) de la regla de 10, el límite de candidatos por los que votar y que ha sido un quebradero de cabeza para momentos como los actuales, en los que el panorama está colapsado por tantos candidatos meritorios.

Casi en el mismo caso se encuentra Vladimir Guerrero, que entrará en 2018 en una promoción que tendrá como candidatos destacados y con enormes posibilidades en Chipper Jones, Jim Thome u Omar Vizquel.

Tampoco sería justo olvidarse de Edgar Martínez, uno de los mejores bateadores designados de todos los tiempos, sino el mejor incluso por delante de David Ortiz, que ya está en el 58.6% de los votos cuando le quedan todavía dos años y que se puede beneficiar del ‘aclarado’ que se ha producido en las últimas promociones al igual que otro enorme candidato como Mike Mussina.

Para terminar, resulta frustrante que Larry Walker, Jeff Kent, Billy Wagner o Fred McGriff no estén siendo valorados como se merecen, teniéndose que conformar con su ‘repesca’ a cargo de un Comité de Veteranos que les valorará en su justa medida y que tendrá casos interesantes que valorar de cara al futuro como los de Jorge Posada o Magglio Ordoñez, que ya están fuera de las votaciones al no haber logrado ni siquiera el 5% de los respaldos.

El Hall of Fame es un lugar donde todas las leyendas de un deporte se reúnen para ser celebradas y con los pasos dados en la votación recientemente desvelada, eso está más cerca de producirse que hace 365 días, con sus luces y sus sombras.