El daño invisible al Deportivo
A estas alturas de la película nadie duda que los arbitrajes que ha sufrido el Deportivo son para esconderse. Han sido una bola de nieve que ha ido creciendo al mismo ritmo que la impotencia del club coruñés. Primero alzaron la voz, y no demasiado, los jugadores; más errores. Luego explotó Garitano; más errores. Y terminó por hacerlo Tino; expediente al canto. Las matemáticas, la de los errores clamorosos, tendría a los blanquiazules con 15 puntos en la mitad de la clasificación y tan contentos. No se hablaría de los árbitros, se valoraría más el trabajo del equipo y Garitano viviría sin una soga que ya empieza a apretar.
Los números son claros, pero el destrozo es mucho mayor, porque el daño invisible no se puede cuantificar. ¿Qué hubiera pasado en el Camp Nou con Neymar y Luis Suárez expulsados en la primera parte? Y si pitan el penalti a Florin y el Depor se pone 3-1, ¿acabaría el partido del Sevilla 3-3? Todavía menos fácil de calcular es el daño al juego del equipo, a la confianza de unos futbolistas que se ven con 10 puntos y el descenso acechando. No es igual salir a jugar con un respaldo de puntos en la mochila a saber que fallar es entrar en números rojos. Y eso que en el campo hay calma, porque ni un jugador ha sido expulsado por protestar. Lo que ha pasado ya no vuelve, pero que al menos ¡pare ya!