La otra cara del Madrid: James ya es suplente de suplentes
Su importancia sigue en descenso progresivo. Sólo suma cuatro titularidades y es costumbre que, desde la suplencia, no juegue o sea el tercer cambio de Zidane.
A medida que ha avanzado la temporada, han ido acumulándose en el cajón del olvido todas las buenas intenciones de James. Entre otras cosas, porque se van quedando en eso, en bienintencionados propósitos. Su fortaleza viene menguando, su castillo ha resultado de naipes y no de hormigón armado. Se le acusa de entrenar mal, lo que podría explicar, al margen de sus datos (un gol y siete asistencias), que sólo haya sido titular en cuatro partidos. En el derbi, cita de las de prestigio, volvió a quedar claro que su rol no es ya ni secundario. De hecho, ahora mismo, quién lo hubiera dicho, es criticado hasta en su país.
De los 18 partidos disputados por el Madrid esta temporada, James ha estado en el once inicial únicamente contra Espanyol, Villarreal, Dortmund y la Cultural. Contra los catalanes, a pesar de hacer el 0-1, fue, tras Casemiro (lesionado), el primer sustituido. Ante el Villarreal completó el partido y dejó la asistencia a Ramos para el 1-1. Frente al Dortmund, el suyo fue el primer cambio y ante la Cultural, con un gran hat-trick de asistencias como logros, acabó el duelo en el césped.
Aparte de eso, bien por lesiones o por no terminar de convencer a Zidane, se ha quedado sin pisar hierba en siete ocasiones, las mismas que ha participado saliendo desde el banquillo. De estas últimas, cuatro veces fue la última opción de su entrenador. En partidos como la Supercopa de Europa, sin Bale, sin Cristiano y con Benzema tocado, o el de Anoeta, con el portugués y el francés sin poder jugar, no sólo no se coló en el once, sino que fue el tercer relevo.
Cualquiera parece haberse ganado más confianza de Zidane que el colombiano: desde aquellos a los que en su primera temporada osó discutirle la titularidad, como algún miembro de la BBC, hasta los que le han pasado por la derecha en la carrera por los minutos en las segundas partes, como Morata o Lucas Vázquez. Así se vio en el Calderón, donde no jugó ni diez minutos pese a las lesiones de Casemiro, Kroos y Morata, y con Benzema tan tocado como para no salir de inicio. Si el presente de James está plagado de nubarrones, el futuro parece incluso más oscuro. Es la otra cara de un Madrid felizmente satisfecho.