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“Villarato”, un gran hallazgo

México

Uno de los mejores hallazgos del lenguaje deportivo, atribuible a la pluma y el ingenio de Alfredo Relaño, es el término “villarato”, que ha producido además la analogía “florentinato”.

El sufijo “-ato” sirve en español para formar sustantivos que indican dignidad, cargo o jurisdicción. Enseguida nos vienen a la mente términos como “virreinato”, “decanato”, “cardenalato”, “sultanato”, “emirato”, “califato”… O “triunvirato”, término armado desde el latín: triunviratus; aquella magistratura romana formada por tres personas y que ha dado nombre a cualquier órgano de decisión integrado por un trío.

En efecto, los triunviros romanos Pompeyo, Craso y Julio César extenderían su fórmula incluso al fútbol español: “Triunvirato” se llamó al trío de técnicos que eligió la Federación de fútbol en 1969 tras destituir como seleccionador a Eduardo Toba. Ante esa emergencia, el cargo fue desempeñado al alimón por Miguel Muñoz, Salvador Artigas y Luis Molowny, entrenadores entonces de los primeros clasificados en la Liga (Madrid, Barcelona y Las Palmas). Y eso tenía otros precedentes: en 1951 con Iceta, Alcántara y Quesada; y en 1921, con Berraondo, Ruete y Bru (al que luego sustituyó Castro).

El villarato (por Ángel María Villar) ha durado mucho más. Y el florentinato (por Florentino Pérez) lleva camino de conseguir otro tanto.

En ambos casos, las palabras se forman a partir de un nombre propio (y no con un nombre común como en los otros ejemplos). Eso ya había ocurrido con el “porfiriato” vivido en México durante la presidencia del militar Porfirio Díaz, que se mantuvo unos treinta años en el poder entre finales del XIX y principios del XX. Y también con lo que en Argentina se llamó el “onganiato”, cuatrienio del también militar Juan Carlos Onganía.

Como se ve, esos precedentes evocaban tintes desagradables.

El Diccionario de la Academia recoge asimismo un término que se formula con el sufijo “-ato” y que puede sugerir algo parecido a lo que sucedió con los términos anteriores: el “arseniato”.

Sin embargo, no se ha adjudicado ningún periodo de poder político ni deportivo a ningún Arsenio, ni siquiera a Arsenio Iglesias. En este caso se trata de un producto químico formado mediante una combinación del “ácido arsénico”. Porque el sufijo “-ato” designa asimismo a la sal derivada del ácido correspondiente, como pasa en “acetato”, “nitrato” o “clorato”.

Pero seguro que eso de “villarato” y “florentinato” no tiene nada que ver con su acidez, sino con su largo influjo.