Carlos Fierro reina en el Azul y 'La Máquina' lo vuelve a hacer
Un doblete del exjugador de las Chivas sometió a un Cruz Azul incapaz de reaccionar ante la adversidad. Los Gallos llegan a las semifinales por primera vez.
Cruz Azul nunca falla. Y por 'fallar' entendemos que nunca va a contradecir los designios de que, inevitablemente, fallará. Hoy lo volvió a hacer. Un episodio más, un día más de la celebración de la marmota. Un bucle infinito. El escenario a favor, un rival, a priori, inferior, los ánimos renovados del día que vuelve a empezar. Ocurre que con Cruz Azul no hay roles: la víctima puede ejercer de verdugo. Querétaro tomó el Azul, liderado por el rapaz espadachín Carlos Fierro y se llevó el botín: las semifinales de la Copa MX. El Cruz Azul, en bucle. El vaivén trágico.
El partido comenzó con todos los síntomas del 'cruzazuleo': 'La Máquina' en insinuación y el rival armado con bayonetas, granadas, estocadas; bravucón e imberbe, pues no hay historia ni maleficio que le persiga. Las cabalgatas de Candelo hicieron sangre en la defensiva celeste. A los primeros intentos de Cota y 'Cata', les siguió la descomunal atajada de Volpi, notable actor de reparto de la velada (aunque, con razón, demanda el primer papel): cabezazo bajo de Benítez y zambullida sobre el césped del brasileño. La réplica del Querétaro fue fulminante: 'holding' de Velázquez a Sanvezzo y fogonazo del delantero de cristal para adelantar a los Gallos. Quinto gol en la presente Copa MX. Hay luz al final del túnel, diría Camilo para sí mismo. Cruz Azul intercambió el golpe con un cromo cuando Benítez retrató a Gómez y sirvió el gol a Cota.
Mientras la noche caía sobre el Azul, el ambiente ensombreció para la parroquia celeste. El césped se les pintó de negro cuando Fierro recibió un pase de puntera de Sanvezzo, en la frontera del fuera de lugar, y colocó suavemente la pelota en las redes. La ráfaga tumbó al Cruz Azul, incapaz de percibir el cuchillo aún ensangrentado de Fierro, que apuñaló a Velázquez y golpeó la pelota para que ésta librara la humanidad de Corona y se acunara en las paredes laterales de la meta celeste. Puntería y fineza. El equipo de Tomás Boy no se repuso del 'sorpasso'. Ni los misiles activados por el 'Chaco' Giménez y Francisco Silva pudieron doblegar al inconmensurable Volpi, ¿o deberíamos decir, Lev Yashin? Sus inverosímiles lances, que bien podrían cubrir los arcos del Acueducto de Querétaro, aderezaron una de las victorias más dulces en la historia de los Gallos Blancos.
Los abucehos y el 'Fuera Boy' despidieron a 'La Máquina' del campo de juego. La música de ocasión en el Estadio Azul, no la tambora ni el pitido metálico del ferrocarril que pide paso. Los sonidos del vaivén trágico. El bucle del nunca terminar.