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CRUZ AZUL 0 - TIGRES 3

Gignac redefine el 'cruzazuleo'

El Cruz Azul tenía que ganar y perdió 0-3 ante unos contundentes Tigres; Gignac marcó un doblete y Sóbis abrió el marcador. Los celestes, cuatro torneos sin liguilla.

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Gignac convirtió un doblete en la visita al Estadio Azul.
Gignac convirtió un doblete en la visita al Estadio Azul. Mexsport

'Cruzazuleo', capítulo mil. Obra de André-Pierre Gignac. Un libro sobre la esperanza perdida, el dolor como forma de vida, el 'spleen' baudeleriano como motivo y causa de las acciones. La bilis negra, el abatimiento, la incredulidad. Un volumen, pues, desgarrador. Lo firma Gignac, heredero de Emile Zolá y Jean-Pierre Papin. Una historia que, diría Confucio, está condenada a repetirse. 

Los últimas avances de la ciencia no han podido explicar la mutación del ADN cruzazulino. Quizá nunca puedan hacerlo. Uno de los grandes misterios de la humanidad. El Cruz Azul encarna las subidas y bajadas del círculo aristotélico con un final escrito por Sófocles. Hay catársis, sí, pero lejos de expiar, enturbia. La catársis del desespero, las lágrimas negras, la aflicción ante la oscuridad. Qué. Qué pasa, Cruz Azul. No sabes, nadie sabe. Cuando te has acostumbrado al dolor, habrá quienes digan que has dominado el arte de vivir. Pero no, Cruz Azul. Estás en las tinieblas. 

Lo cierto es que desde la puesta en escena, las condiciones estaban dadas para un nuevo capítulo de esa tradición tan cruzazulina: sucumbir cuando se le abren las puertas de par en par. Si la ciencia no ha de explicarlo, lo hará la psicología. Para Freud, los traumas son un cúmulo de excitaciones que la psique no puede controlar. El cabezazo de Muñoz, como el evento traumático mayor. Y uno más a la lista, la pintura de Gignac. Impacto desde el vértice izquierdo, con el pie envolviendo el balón y una trayectoria celestial hacia la escuadra. Antes, Sóbis, porrazo ajustado, prendió las alertas en el Estadio Azul. No, otra vez no, bramaba la parroquia celeste. 

Mientras los felinos paseaban por el campo, la Máquina encontró la medicina anti-depresión: plancha de Jiménez al tobillo derecho de Rojas. 'El Chaco' Giménez se llenó de dudas, absorbió los traumas de los últimos años, y envió su tiro al poste izquierdo. Luego Benítez, a quien sí le transita la sangre, quemó los guantes de Nahuel. Mucho antes, ocasionó un cabezazo que Guzmán truncó. Benítez no sabe de melancolía, pero sus compañeros no lo secundan. Ya están poseídos por la amargura. 

No les haremos el cuento más largo. Solo describiremos que Vázquez apuntó a Barcelona (no sabía que La Masía también impartía clases de 'cruzazuleo'; domina el arte con maestría), que Rojas quiso plantar un beso en la frente de Guzmán y Ramos malinterpretó las intenciones (sí, claro) y que Gignac, un artista del área, tendió a Corona con una caricia. Un golpe con un pétalo. Un beso de labios temblorosos y ojos cerrados. O un escupitajo. Cada quien lo sentirá como le venga en gana. Los Tigres tienen vida tras el dolor (Monterrey espera). El Cruz Azul ya no siente el dolor. Lo ha convertido en risa. Encomiable. 

De eso va el libro. Sobre cómo dejar de sentir el dolor y convertirlo en carcajada. Firma Gignac. Epílogo, de Tomás Boy.