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CRUZ AZUL VS PACHUCA

El sol derritió a 'Cementeros' y 'Tuzos'

El duelo entre dos de las mejores ofensivas del torneo terminó con saldo blanco. Pocas opciones de gol y mucho desgaste. Pachuca no pudo alcanzar la cima del torneo.

México DFActualizado a
Cruz Azul y Pachuca suman 48 goles en el torneo.
José MéndezEFE

Llegó la primavera. Y con ella, el sol (y no los goles). "A plena luz de sol sucede el día", recitó Neruda. Sucede el desgaste, erosión, cuerpos derretidos, sudor a cántaros, aflicción. El sol drena las venas y tuesta la piel. Poco más estético (y épico) que una lucha encarnizada bañado por los rayos de plomo. Pero si el espectáculo en cuestión necesita de cuerpos infatigables, a prueba de bombas nucleares, no esperemos que los gladiadores, perfectos humanos, soporten los brutales bombardeos de irradiación. Es fútbol, no coliseo romano. Aquí no hay superhombres, aunque Tomás Boy se empeñe constantemente en negarlo. 

Al inicio de las hostilidades, Cruz Azul y Pachuca intercambiaron malas intenciones. Centros, disparos altos, filigranas. No fue sino hasta el 19' cuando Gutiérrez, con el empeine, dirigió un tiro bellísimo que Corona abortó. El aviso activó los mecanismos ofensivos del Pachuca, que soltó la correa a Hirving Lozano, futbolista en boga, genio en gestación. El cabezazo amenazante de González antecedió el primer signo vital de los azules: escorado a la izquierda, a la salida de un tiro de esquina, Rojas logró con sus regates maradonianos que medio Pachuca se postrara a sus pies; su disparo colisionó en las piernas, bien cerradas, del inmortal 'Conejo' Pérez. Y poco más. El sol calcinó a los gladiadores, drenados, ambulantes en un campo convertido en la superficie de Venus. 

De vuelta del descanso, más necesario que nunca, Hirving Lozano emuló a Rojas; la jugada terminó con una barrida, más torpe que estética, de Pizarro. Mero recurso. Corona apenas se inmutó. El sol, poco a poco, se postró en el horizonte, pero el daño ya estaba hecho. En el campo los futbolistas emitían supuraciones de ácido sulfúrico. En eso, Guerrón abrió su botín derecho y sentenció al 'Conejo', pero Marco Antonio Ortiz descubrió una incorrección en el procedimiento: Guerrón estaba en territorio prohibido. Después ocurrió mucho y poco. Leao equivocó el deporte y asestó un codazo al rostro de Hernández, Urretaviscaya remató con un swing hacia la publicidad, y Rojas casi sorprende al 'Conejo', que a sus 43 años habrá muy poco que le sorprenda. El partido terminó como Foreman y Alí moliéndose a golpes en Kishasa: ahogados en su sudor, los músculos petardeados por el calor. Sin la dosis de épica, claro. 48 goles entre ambos para terminar a 0. El sol...