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Liguilla Apertura 2015

Ludueña y Fidel alivian el sufrimiento de los Pumas

Los Pumas alcanzaron las semifinales con altas dosis de drama. Fidel Martínez anotó el gol del pase. Los Tiburones atacaron hasta el último segundo.

México DF
Fidel Martínez anotó el gol que certificó el pase a las semifinales de los Pumas.
OSVALDO AGUILARMEXSPORT

Con el corazón reventando la cavidad toráxica, colapsos nerviosos y sudor helado, los Pumas alcanzaron las semifinales del Apertura 2015. Los achaques descritos son normales cuando se salva la vida ante la embestida de un monstruoso tiburón blanco: la sangre se hiela y el alma se desprende del cuerpo. Cuando los Pumas se recuperen del pequeño trauma que implicó esquivar la muerte y sentir las fauces del escualo acariciando su pelaje, encontrarán a Águilas o Camoteros en su camino a la corona. A priori, ninguno tan fiero como el Tiburón Rojo.

Acobijados por el sol de mediodía en Ciudad Universitaria, los auriazules tenían dos metas el día de hoy: limpiar la imagen y vencer. Frente a ellos, un escualo colosal. El Tiburón Rojo, subespecie superdotada del Tiburón Blanco, aleteó y jaló del anzuelo hasta que terminó por desangrarse. Un partido filmado por Spielberg. El tesón lo marcó Villalva, cuyo puntapié fue bloqueado por Palacios en los albores. Entonces, a sabiendas de la fiereza de la bestia, Fidel Martínez clavó el arpón en la aleta derecha del marrajo. Pase de arcoiris de Ludueña, centro de bolea de Sosa y punto final de Martínez. A Neymar, en Barcelona, le llaman "El Fidel Martínez brasileño". Sepan. ¿Fuera de lugar? A ver, dónde quedó el microscopio...

El Tiburón sintió que la herida podría ser mortal y embistió como si no hubiera mañana. Meneses apuntó al ángulo pero disparó al palomar y Palacios contuvo un intento de Villalva. A los universitarios los sostenía el arte y la sabiduría de Ludueña. A los jarochos, la invencibilidad de Melitón. El guardameta negó a Cortes y a Ludueña en acciones consecutivas. Cortés obtuvo reintegro, pero Melitón volvió a ejercer de frontón, en tanto Emmanuel García, en misión suicida, se batía para evitar el bombazo de Ludueña. Antes del final del primer tiempo, el brazo de Alcoba tapó un disparo de Paganoni con intención amenazante. García Orozco necesitará varias sesiones con su oculista para determinar la gravedad de la miopía. 

El partido no tuvo respiro en su segundo tomo. Furch, sin marca en el área, dejó ir el gol del destino. El fútbol transgrede ciertas normas éticas establecidas en una sociedad democrática: quien perdona, no merece vivir. Las ocasiones llovieron: cabezazo de Martínez a la madera, ensayos de Villava embolsados por Palacios, comba imperial de Ludueña neutralizada por el vuelo supersónico de Melitón. Melitón, siempre Melitón. El Melitón prodigioso, que no el pastoso de otras ocasiones. Hoy atajó hasta el fuego amigo de Aníbal Zurdo. Sólo no reaccionó ante el testarazo de Alcoba que inmoló el larguero. En pleno sitio, Alcoba atropelló a Herrera en zona militarizada. Recado del oculista: García Orozco necesitará transplantes de córnea y una cirugía láser para corregir ciertas aberraciones en la retina. 

La última embestida del Tiburón murió gracias a las aptitudes en arte dramático de Palacios. La mejor forma de esquivar el peligro es hacerse pasar por muerto. Se desangró el escualo y los Pumas, con el alma arrancada y las lágrimas del susto recorriendo su pelaje gélido, miran hacia la siguiente montaña. Eso, cuando el alma vuelva a su cuerpo.